Entrevista con Lorena Escoto, instructora de yoga para niños y embarazadas.
Con el yoga los niños pequeños fortalecen y estiran su cuerpo. Van aprendiendo a ser conscientes de sus dimensiones físicas y sus potencialidades. Y al mismo tiempo desarrollan su concentración y relajación.
Los chicos viven con las emociones a flor de piel y, generalmente, manejar sus sentimientos no es un tema sencillo. Es bastante común que los pequeños de la casa tengan berrinches y explosiones de ira cuando algo les molesta o cuando no consiguen lo que desean. Esto no significa que sea bueno que recurran a esos mecanismos para expresar lo que sienten. El yoga puede colaborar muchísimo para que los niños aprendan a manejar sus emociones y practicar su auto- control.
Pero, ¿es sencillo que un niño se mantenga quieto, tranquilo y callado haciendo una postura de yoga? Varios padres y madres creerán que es tarea imposible. Sin embargo, con motivación, paciencia y un trabajo conjunto entre padres y profesor de yoga se pueden alcanzar resultados sorprendentes.
Por supuesto, es fundamental que los papás estén bien asesorados y conozcan el lugar donde se desarrollan las clases, así también como es clave conocer a los instructores y consultar por sus trayectorias y experiencias, para que la actividad sea confiable y segura.
Padres hoy conversó con Lorena Escoto, que es instructora de yoga para niños y embarazadas, para profundizar en estos temas.
¿Qué es el yoga para niños?
De forma muy muy básica, diría que el yoga es una práctica que busca que los niños se sientan felices. El yoga es una práctica milenaria que básicamente considera la necesidad humana de volver a encontrarse con su esencia, para poder vivir en plenitud, tanto en lo personal como en el relacionamiento con el entorno. El yoga para niños se plantea como una práctica laica, lo que significa que respeta todas las religiones y creencias, y favorece al niño en muchos aspectos.
¿Qué beneficios tiene para el niño?
La práctica de yoga tiene beneficios en diversas áreas a la vez. Desde el punto de vista mental y emocional, contribuye a mejorar la autoestima del niño, la concentración y la memoria. También estimula su creatividad y la interacción con el entorno. A nivel global, les enseña valores de amor, de paz y de verdad. Y les ayuda a armonizar su personalidad y su carácter. En un nivel más específico, colabora para bajar el estrés, ya que calma al niño y lo relaja.
Desde el punto de vista físico, aumenta la capacidad pulmonar y la flexibilidad de sus articulaciones. También mejora los hábitos posturales de la columna vertebral. Además, les ayuda a conocer su cuerpo a través de la expresión corporal. Y también trabaja sobre el sistema circulatorio, glandular y nervioso.
La práctica de yoga es altamente recomendable para todos los niños ya sea que atraviesen por algún trastorno físico o emocional que afecte su calidad de vida o no.
¿Cómo se plantea el trabajo en la práctica?
En yoga hay dos pilares fundamentales que se trabajan con los niños: la seguridad y confianza como primer punto, y el disfrute vital como forma de alcanzar los objetivos y beneficios antes mencionados.
El yoga para niños busca generar un ambiente de trabajo especialmente lúdico. Utiliza todas las técnicas a disposición que tengan que ver con la expresión artística, musical y corporal para que el niño pueda crecer y manifestarse sin obstáculos.
Además se utilizan las técnicas de respiración (pranayamas) y posturas (asanas). Todas estas prácticas se llevan adelante sin ningún tipo de exigencia para el niño ya que promueven el disfrute y la espontaneidad del mismo.
¿Es sencillo que los niños acepten la práctica de yoga? Puede parecer demasiado tranquila para algunos...
Por lo general, cuando hablamos de yoga nos imaginamos gente meditando en silencio. En el trabajo con los niños esta dinámica cambia, para lograr que el niño se sienta motivado. Es sabido que a los chicos les encanta el juego, la diversión y la recreación, por eso se busca implementar todo esto en cada clase de yoga. La dinámica y el juego están muy presentes. Jugamos, por ejemplo, a ser un animal, y todos somos gatos... la clase se plantea como un espacio de experimentación, bien lúdico. Habitualmente la clase culmina con una meditación guiada, como puede ser un cuento, donde a través del desarrollo de la visualización y una respiración lenta y profunda el niño entra en calma casi sin darse cuenta, y sin que esto le resulte aburrido y pesado.
Las clases de yoga pretenden respetar la particularidad y la espontaneidad de los niños, es por eso que pueden quedar abiertas para trabajar todo aquello que ellos propongan como interés al momento de la clase o taller; por ello no se sigue un protocolo o cronograma. Si bien el instructor tiene noción de lo que se trabajará en cada clase, queda siempre abierta la posibilidad de modificación de la misma. Por ejemplo, si algunos niños en la semana se sintieron enojados o molestos por algo que les sucedió, se trabaja ese enojo con la intensión de expresarlo, darle un lugar y luego dejarlo ir. Y se puede realizar, por ejemplo, a través de la propuesta de pintar: ¿cómo sería ese enojo? ¿Sería con colores oscuros? ¿Tiene cara? ¿Trazos gruesos o finos? Otra opción podría ser mover el cuerpo para expresar ese enojo, a veces el cuerpo queda rígido o se dan pasos fuertes marcando el compás. Y quizás ese enojo tiene voz y se le busca un sonido, etcétera. Otras veces inventamos cuentos a los que le damos vida, actuándolos, teniendo siempre presente posturas del yoga que benefician al niño en su desarrollo.
¿Desde qué edad pueden comenzar los niños a practicar yoga?
Se puede practicar desde los primeros meses de vida con la asistencia de los papás, hasta la adolescencia. Es importante conseguir cierta regularidad: se recomienda practicar una vez a la semana, o como máximo cada 15 días.
¿Hay alguna contraindicación? ¿Qué debe cuidarse?
Podría decirse que la contraindicación es que la actividad depende de las ganas del niño; el yoga no puede practicarse cuando el niño no desea realizar la práctica. Siempre debe ser con su voluntad y ganas de concurrir; no pueden ser obligados a practicar yoga.
En cuanto a cuidados, simplemente es importante que papás y mamás se sientan confiados y seguros de la práctica que desarrollan sus hijos. Por eso es bueno que se ocupen de conocer el lugar, así también como a los instructores que trabajarán con ellos. Puede ser a través de charlas o concurrir a algunos talleres junto a sus hijos, para su mayor conocimiento y tranquilidad.
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