Alarmante informe de la FAO sobre los “costos ocultos” que implican el uso de pesticidas

En su informe anual sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación, la FAO incluyó en esta ocasión por primera vez un estudio para cuantificar esos costos ocultos en 154 países con el objetivo de disponer de datos detallados sobre "los costos reales" de los alimentos para poder ajustar, en caso de ser necesario, los recursos fiscales y las subvenciones.

Según la FAO, cerca de un 73% de los costos ocultos están relacionados con "dietas poco saludables, con alto contenido de alimentos ultraprocesados, grasas y azúcares", que afectan especialmente a los "países de ingresos altos y medianos altos" y que pueden causar obesidad y enfermedades como la diabetes, que a su vez acarrean pérdidas de productividad laboral.

La agencia de la ONU calcula además que cerca del 22% de los costos ocultos están vinculados con el medioambiente. El informe contabiliza en particular las emisiones de gases de efecto invernadero y de nitrógeno, los cambios en el uso de la tierra, como la deforestación, y la utilización del agua, problema este último que afecta a todos los países y que, según la FAO, es probable que su magnitud esté subestimada.

Finalmente, el documento calcula que los problemas relacionados con la pobreza y la subalimentación representan un 5% de los costos ocultos y afectan principalmente a países de ingresos bajos.

La FAO reconoce deficiencias respecto a los datos recogidos y que algunos impactos quedaron excluidos del estudio, como la exposición a los plaguicidas, la degradación de las tierras, la resistencia a los antimicrobianos o las intoxicaciones alimentarias. El organismo también subraya la dificultad de evaluar algunos criterios, como el uso de pesticidas para aumentar la productividad y permite, por ejemplo, reducir la pobreza, pero al mismo tiempo afecta el medioambiente a largo plazo.

El informe, no obstante, afirma que existe "un nivel muy elevado de certeza" de que los costos ocultos derivados de los sistemas agroalimentarios, que ascendieron a US$ 12,7 billones en 2020, equivalentes a casi el 10% del PIB mundial tomando en cuenta la paridad del poder adquisitivo, costos que pesan mucho más en los países de ingresos bajos, donde representan una media del 27% del PIB, contra 11% en los países de ingresos medianos y 8% en los países de altos ingresos.

Con relación a la posibilidad de que al abordar los costos ocultos aumente el precio mundial de los alimentos, la FAO señala que dependerá de los costos ocultos y de los instrumentos que se usen. El organismo cita por ejemplo la posibilidad de rebajar impuestos a agricultores para que usen prácticas menos dañinas para el medioambiente y, al mismo tiempo, darles asesoramiento sobre cómo limitar los costos de las nuevas prácticas.

La FAO también apunta que cuando se usa dinero público para promover regímenes alimentarios más sanos y sostenibles, estos no afectan el presupuesto de los hogares. "A largo plazo, las mejoras de la salud pública que conducen a un aumento de la productividad se podrían traducir en mayores ingresos para los hogares", agrega la FAO, que tiene previsto dedicar su informe anual de 2024 a "evaluaciones concretas en profundidad para determinar la mejor forma de mitigar estos costos".

(Con información de AFP)