El mes pasado Elon Musk, el CEO de Tesla y SpaceX, reveló Neuralink, su nuevo proyecto que pretende fusionar el cerebro humano con la inteligencia artificial, para combatir enfermedades neurodegenerativas y potenciar las capacidades cognitivas.
En un artículo de Wait But Why, se dan las primeras pinceladas sobre qué esperar de esta tecnología: transmisión de ideas, comunicaciones remotas y la convivencia con una inteligencia artificial instalada en el cerebro.
El gran objetivo es revolucionar la manera en la que nos comunicamos y transmitimos nuestras ideas. El lenguaje ya no será necesario para transmitir una idea; Musk explicó que quiere crear interfaces cerebrales con las que se podrá realizar una comunicación conceptual directa con otra persona. Nunca más tendrá que esforzarse para explicar una idea u opinión de tal modo que no se tergiverse el significado original. Podríamos transmitir el pensamiento tal y como lo tenemos en nuestra mente.
Asimismo, Musk quiere que sigamos el ritmo de los avances en inteligencia artificial. ¿Cómo? Integrando una en nuestra conciencia; con un ancho de banda lo suficientemente grande como para estar en la nube. Una de las ventajas e infinitas posibilidades de la nube es que, por ejemplo, nuestro cerebro podría comunicarse de forma inalámbrica con los dispositivos electrónicos, o con otros cerebros de quienes tengan interfaces similares.
Así como guardamos y compartimos archivos en Google Drive o DropBox, se podría hacer lo mismo mentalmente, a través de la nube. Solo que en vez de archivos: pensamientos, experiencias, memorias, emociones, sensaciones.
Esta interfaz cerebro-ordenador también nos permitiría actualizar nuestros niveles cognitivos, gracias a unos implantes con electrodos alojados en el cerebro.
Neuralink también tiene que resolver el tema de la seguridad y privacidad (entre otros dilemas éticos), como por ejemplo los ataques informáticos para robar los contenidos de nuestra nube personal. Lo bueno es que Musk todavía tiene muchos años por delante para pensar en todo esto. Pueden pasar de ocho a diez años hasta que se crea algo que pueda ser utilizado por personas sanas, admitió el empresario sudafricano. Mientras tanto, el proyecto se enfocará en la creación de aplicaciones terapéuticas para tratar las enfermedades como epilepsia, depresión, Parkinson y Alzheimer.
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