El equipo convivió más de tres meses en una casa en Marindia

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Mamá, me voy a dedicar a ser gamer

El fenómeno de jugadores profesionales llegó a Uruguay de la mano de unos jóvenes que ya son los mejores de hispanoamérica. Ahora, van por el mundo
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02 de agosto de 2014 a las 05:00
"Vos no podés pasar toda la noche con ese jueguito, que no te va a dar estudio, no te va a dar conocimiento, no te va a dar nada en la vida”, dijo un día Sandra Cor a su hijo Jorge Pera Cor mientras él, absorto en su computadora, no paraba de teclear. Pero el tiempo, junto con la determinación de su hijo, le demostró a esta madre que estaba equivocada. Y así, ella pasó de detractora a fanática del equipo de gamers radicado en Uruguay, Pineapple Express.

En el mundo ya hay jugadores de videojuegos profesionales que se dedican a entrenar para ganar competencias internacionales. Algunos hasta han ganado algún que otro millón. Es que, además de los premios, los ingresos de espónsores y la fama son una interesante recompensa. En Uruguay, un grupo de gamers que se autodenominan Pineapple Express, del que Pera forma parte junto con un peruano, un argentino y dos uruguayos más, está demostrando que, más que un pasatiempo, ser gamer puede ser una profesión.

El equipo juega uno de los deportes electrónicos (juegos multitudinarios por los que se puede obtener dinero y que requieren entrenamiento profesional) más populares en este momento. Se trata de League of Legends, abreviado LoL. Este tiene gráficos parecidos al juego World of Warcraft y se desarrolla en un mundo ubicado entre lo mágico y mitológico, donde cada jugador tiene un avatar que lo representa.

De la PC al escenario


Un torneo o campeonato de LoL se puede jugar tanto vía internet como cara a cara. Cuando los torneos se hacen mediante la web, los participantes se conectan a determinada hora y se enfrentan a sus rivales. Pero cuando el encuentro tiene coordenadas físicas, la cosa se transforma en mucho más que un juego. Tocan bandas, hay comentaristas, transmisión en vivo e incluso se hacen desfiles de Cosplay (costume play en inglés, algo así como un juego de disfraces principalmente inspirado por videjuegos o cómics).

Definitivamente el campeonato más importante para estos cinco jóvenes fue el que se organizó en Buenos Aires el 19 de julio en el Centro Costa Salguero, que se llenó con las más de 6.000 personas que asistieron al evento. En esta parada competitiva, el equipo Pineapple Express se coronó como el mejor de Hispanoamérica y se ganó el pasaje a Seattle, (Estados Unidos), donde tendrá la posibilidad de ser el mejor de Latinoamérica y viajar a Corea del Sur para ser parte del mundial de LoL, al que se espera que asistan entre 40 mil y 50 mil personas.

Llegar a eso no fue tan fácil. De los cinco que forman el equipo, dos de ellos se mudaron especialmente a Uruguay para enfocarse en ser gamers al 100%. Esto implica dedicar más de ocho horas diarias a jugar y, en el caso de Pera, hacer que este trabajo no complique los estudios. El joven de 20 años estudia ingeniería informática en la Universidad de la Empresa y en principio esperaba poder hacer las dos cosas, pero cuando los viajes empezaron a surgir y la competencia empezó a demandarle más, decidió que no iba a cursar el próximo semestre.

Sandra Cor estaba convencida de que su hijo iba a dejar de estudiar y que no iba a ganar nada a cambio. Su principal miedo era que, después de que su carrera de gamer terminara, Pera no tuviera a qué dedicarse. “Me costó muchas lágrimas entender”, explicó. Pero ahora es su principal admiradora y es quien los acompaña a todos lados. Estuvo presente en Buenos Aires e irá también a Seattle, “y si van a Corea del Sur, más de uno de nosotros va a acompañarlos”, indicó.

“Estamos orgullosos”, señaló y reflexionó “quizá necesitaban el apoyo”. Y vaya si los apoyaron. La familia de Pera fue la que le dio al equipo un lugar donde vivir y entrenar y por eso le dedicaron su último triunfo a ella.

De Perú a Uruguay


“Se presentó la oportunidad y sin pensarlo dos veces la tomé” dijo Giovanne Huamán, otro de los jugadores del equipo que tuvo que dejar a sus amigos y familia para así poder unirse al equipo. Al principio no había muchas certezas, pero para Huamán era un riesgo que debía tomar para subir escalones como profesional del videojuego. “Teníamos algo ‘casi armado’, y al viajar sabía que estaba arriesgando muchas cosas, pero me atreví a hacerlo porque pensaba que valdría la pena”, indicó.

“Siempre quise ser un gamer, cosa que es difícil, pero, como dicen algunos: cada loco con su tema”, explicó. Huamán dejó los estudios hace más de un año para dedicarse de lleno a lo que le gusta. Los juegos, hasta ahora, les han dado rédito. En el último enfrentamiento, los miembros del equipo obtuvieron como premio US$ 17 mil.

Más allá de las ganancias que puedan surgir, la experiencia de entrenar como jugadores profesionales y el participar de diferentes competencias les ha abierto varias puertas. A Uri Schölderle, por ejemplo, ser un gamer le dio la posibilidad de viajar a Brasil, Alemania y China en menos de seis meses. Y la empresa que organiza los eventos, Riot Games, paga al equipo pasajes, estadías, comida y transporte.

Más competencias en el exterior son más admiradores y más gente que los reconoce. Los fanáticos les han llegado a pedir que se tomen fotos con ellos. Es que en el ambiente son celebridades con más de 10.500 seguidores en Facebook.

“Al fin y al cabo, no es que tengamos 30 años” sostuvo Pera, quien luego de aprovechar la oportunidad que está teniendo piensa retomar sus estudios para ser programador o desarrollador de juegos en algún tiempo. Lo mismo ocurre con Huamán, que aspira a volver a estudiar o poner un negocio y hasta ser un entrenador o manager de otros equipos. “Si todo nos sale bien, jugaremos unos dos años más, creo yo, y luego de eso cada uno hará algo con su vida”, concluyó.




Multitudinario




La final de LoL se jugará en Corea del Sur, la meca de los deportes electrónicos. Se desarrollará en el estadio mundialista de Seúl construido para la copa del mundo de 2002. Se espera que vayan entre 40 mil y 50 mil personas y los ganadores se llevarán un premio de US$ 1 millón. Si Pineapple Express logra derrotar al equipo brasileño al que se enfrentará en Washington, será uno de los tantos que vayan al evento. El año pasado, 32 millones de personas vieron la final a través de internet. 

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