Nintendo reportará pérdidas inesperadas por dudas sobre la Wii U, que en un principio apareció
como un producto revolucionario, pero que no ha tenido la acogida esperada.
La compañía prevé una pérdida anual de US$ 220 millones en el año fiscal que culmina en marzo, fulminando su anterior previsión de beneficios, y cayendo muy por debajo de la estimación de unos US$ 133 millones de ganancias de 19 analistas.
El sombrío panorama se produce pese a que la debilidad del yen le da un impulso a una compañía, que vende casi tres cuartas partes de sus productos fuera de Japón.
"Fue una sorpresa algo negativa", dijo Yasuo Sakuma, gestor de cartera en Bayview Asset Management.
Esperanza
Nintendo, que comenzó haciendo barajas de cartas a finales del siglo XIX, contaba con la Wii U -sucesora de la Wii- para revivir su fortuna ante la persistente competencia de Apple y otros fabricantes de teléfonos móviles y tabletas.
Fue una sorpresa algo negativa", dijo Yasuo Sakuma, gestor de cartera en Bayview Asset Management
La empresa redujo el pronóstico de ventas para la Wii U en el año hasta el 31 de marzo a cuatro millones de videoconsolas, frente a su anterior estimación de 5,5 millones, y también recortó la perspectiva de ventas para dispositivos portátiles 3DS y la Wii.
A su vez, redujo su estimación de ventas para la 3DS a 15 millones de consolas desde 17,5 millones, y rebajó sus proyecciones para la DS a 2,3 millones desde los 2,5 millones previstos en octubre.
El presidente de la compañía, Satoru Iwata, dijo que el desarrollo de software para la Wii U no ha ido según lo previsto, pero añadió que la compañía tiene como objetivo volver a obtener ganancias operacionales de más de US$ 110 millones en el próximo año financiero, que empieza el 1° de abril.