Publicado por SINC
La atmósfera del planeta Saturno, un gigante gaseoso diez veces mayor que la Tierra formado fundamentalmente por hidrógeno, posee la corriente en chorro más ancha e intensa de todos los planetas del sistema solar. En la atmósfera ecuatorial soplan, de oeste a este, vientos de hasta 1.650 km/h, trece veces el valor de la fuerza de los vientos huracanados más destructores que se forman en el ecuador de la Tierra.
Esta gran corriente en chorro se extiende además unos 70.000 km de norte a sur, más de cinco veces el tamaño de nuestro planeta. Todavía no existe una teoría capaz de explicar la naturaleza de esta corriente ni las fuentes de energía de las que se alimenta. Ya en el año 2003, el mismo equipo alertó, a través de un artículo publicado en Nature, de la drástica reducción de los vientos a nivel de las nubes con respecto a lo que se había observado cuando las sondas Voyager cuando visitaron el planeta.
"En junio del año pasado, usando un sencillo telescopio de 28 cm del Aula EspaZio Gela, descubrimos la presencia de una brillante mancha en el ecuador de Saturno que se movía a velocidades de 1.600 km/hr, una velocidad no observada en Saturno desde 1980", señala primer firmante de un nuevo trabajo, Agustín Sánchez Lavega, en el que investigadores de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) analizan la gran corriente en chorro ecuatorial de la atmósfera de Saturno.
Observaciones obtenidas también en 2015 por los miembros del Grupo de Ciencias Planetarias, empleando la cámara PlanetCam desarrollada por este equipo e instalada en el telescopio de 2.2 m del Observatorio de Calar Alto en Almería, permitieron confirmar la velocidad de esta estructura atmosférica. En el estudio se utilizaron imágenes obtenidas por observadores de otros países utilizando pequeños telescopios.
Los investigadores han podido estudiar el fenómeno en detalle tras obtener tiempo de observación del telescopio espacial Hubble concedidas por su director con el fin de tomar imágenes de Saturno en una época en la que la nave Cassini, en órbita a su alrededor, tenía una mala visión del planeta. "Obtener tiempo de observación en el Hubble es muy difícil ya que es altamente competitivo, pero sus imágenes de una alta calidad han sido decisivos para la investigación", explica Sánchez Lavega, también director del Aula y del Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV/EHU.
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