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Los cambios que Yothi no verá

La elefanta murió a días de que la Intendencia presentara un plan maestro que desde hace 2 años planifica para Villa Dolores y el Parque Lecocq
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06 de junio de 2012 a las 06:00
Ana Pais y Noelia González



Sobrevivió a un viaje en barco desde Asia en la década de 1960, a la negativa del gobierno brasilero de hospedarla por miedo a un brote de aftosa y a la decisión de la Intendencia de Montevideo de darle un hogar de apuro en el zoológico de Villa Dolores. Sobrevivió a la muerte de su compañero en 1984 y de su hijo en 1988. Pero, después de tres años de padecer una artrosis que ya casi no le permitía mantenerse en pie, Yothi dejó de sobrevivir.

El lunes de mañana la elefanta emblemática de Villa Dolores fue sacrificada y enterrada en el Parque Lecocq. Su muerte llegó días antes de que la Intendencia presentara a la Junta Departamental un plan maestro para modificar la política zoológica de Montevideo.

Ana Knobel, directora de la División Artes y Ciencias de la Intendencia, dijo que no puede adelantar datos sobre el proyecto hasta no pasar por sus instancias formales y aseguró que llevan 2 años trabajando en él. “No estamos queriendo definir las cosas de forma apresurada por la muerte de Yothi”, dijo.

Knobel reconoció que es un momento “sensible” para la sociedad y los funcionarios, y agradeció que la población se manejara “de forma civilizada y respetuosa”.

Si bien este plan maestro se presentará en la Comisión de Cultura departamental en dos semanas, algunos cambios en el Lecocq ya empezaron.

Babuinos de mudanza


Son más de cien y han tomado el control de la jaula, que desde hace años les queda chica. Y seguirá así hasta dentro de dos o tres meses, estimó el director del Lecocq, Eduardo Tavares. Es que en esa fecha estará pronto el nuevo encierro, para lo que se destinó una licitación de casi $ 2,5 millones a fines del año pasado.

Según Tavares, la construcción ya se encuentra en estado avanzado, sobre todo la parte edilicia. El cerco, las vigas y finalmente el tejido, es lo que falta para que el nuevo hábitat quede listo, aunque la fecha dependerá de distintos factores como el climático, afirmó.

El encierro será cinco veces más grande que el actual y a cielo abierto. Esto acarrea como ventaja que se puede dar al espacio las dimensiones que uno desee, por lo que permite ocupar un lugar grande a bajo costo. Por el contrario, “techar es un costo brutal”, dijo Tavares.

El director del Lecocq destacó que el objetivo principal de este traslado es lograr un mejor manejo de la colonia, que será reubicada toda junta, ya que los denominados Papio hamadryas viven en sociedad.

Para mejorar el control de estos animales, la jaula a estrenarse contará con otras instalaciones como enfermería, cuartos de internación, patio y piso de hormigón para alimentarlos. De esta forma, será posible controlar la natalidad, por ejemplo, ya que se podrán administrar anticonceptivos y realizar castraciones.

La forma de trasladar a toda la colonia de monos de una jaula a otra ya está siendo planeada y significará un operativo engorroso. La idea es construir un tejido amplio dentro de la jaula existente, para que allí entren en grupos a comer. Una vez adentro, se los dormirá con dardos y se los trasladará.

De babuinos a flamencos


Qué hacer con la jaula que quedará vacía es otro tema. Primero se deberá atender a lo principal, que es volver a acondicionarla. Para eso es probable que se vuelva a llamar a licitación, dijo Tavares. Luego, la idea es instalar un centro de reproducción de flamencos en el lugar donde ahora viven y reinan los babuinos.

También se adjudicaron dos licitaciones para la construcción de un cerco perimetral en el Lecocq por $ 2,5 millones y baños públicos por casi $ 1 millón.




El fin de una época


Leo fue el primer elefante en nacer en cautiverio en América del Sur y será el último de Uruguay. Según Fernando Cirilo, director técnico del zoológico de Villa Dolores, no volverán a incorporar animales de ese porte en las instalaciones, ya que no se le puede dar la calidad de vida que merece. Si bien la elefanta Yothi vivió 69 años, 9 más que el promedio, la artrosis que padecía es común solo entre los animales en cautiverio.

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