A diferencia de
los drones tradicionales, los cuales están especialmente diseñados para volar, la nueva Lily Camera se propone dar un paso más allá y no solo pretende volar sino que también acompañar a su dueño desde el aire. Se trata de un dispositivo que graba a 1080 cuadros por segundo y posee 60 megapíxeles en sus fotografías. Además incluye un
sistema integrado de GPS con el que se consigue eliminar el típico control remoto del cual dependen los drones.
"El usuario simplemente lanza a Lily en el aire, se pone a hacer sus actividades y, al final, tendrá todos sus movimientos registrados en un video de alta definición" dijo a
Mashable el co-fundador del proyecto Henry Bradlow.
Es que
el dron portable -que es a prueba de agua y posee una batería que le permite volar por 20 minutos- sigue los movimientos de un pequeño dispositivo cuyo tamaño le permite al usuario guardarlo en un bolsillo o cualquier mochila.
Aún faltan varios meses para que Lily Camera sea un producto terminado y esté a la venta. Se estima que su precio rondará los US$ 899 en EEUU aunque ya existe en
la página web oficial la posibilidad de reservar el dron a un precio de lanzamiento: US$ 499.