Pero vayamos por pasos. Todo empezó en el año 2004, cuando Odeo empezó a desarrollar una plataforma de podcasts y radio por Internet. "Odeo era una startup. Ni siquiera teníamos una oficina al principio. Así que creímos que Apple podría ser el aliado perfecto. Le enseñamos el producto y unos meses después, ellos habían creado su propio sistema de podcasting dentro de iTunes... pero sin involucrar a Odeo", relata a EXPANSIÓN este informático. Henshaw-Plath visitó Madrid la semana pasada con motivo del congreso Digital Enterprise Show (DES).
Pese a que Odeo recibió buenas críticas, era imposible competir con la firma de la manzana. Si querían salvar la compañía, tenían que reenfocarla, convertir el fracaso en aprendizaje para el futuro. Organizaron entonces un maratón de desarrollo (hackaton) del que surgieron casi medio centenar de ideas. Una de ellas fue Twitter.
No está claro el aporte que tuvieron Jack Dorsey y los demás empleados de Odeo en el diseño de la herramienta. Según Henshaw-Plath, Twitter tomó el espíritu reivindicativo de TXTMob y le agregó funcionalidades de chat y de blogging. "Nadie imaginaba cómo sería el mercado móvil en unos años, pero sí estábamos convencidos de que la telefonía móvil tenía un gran recorrido", declara.
A partir de ahí, empezaron los problemas. "Había un gran debate interno sobre cómo debía ser la aplicación. ¿Era una empresa o una herramienta social? ¿Puede una app social ser una empresa rentable? ¿Cómo crear un negocio sostenible sin ceder a los intereses de los poderosos? Había opiniones dispares sobre el tema, y disputas sobre quién se quedaría al mando del proyecto. El ambiente era tenso", asegura. Finalmente, en verano de 2006, Henshaw-Plath decidió salir de la empresa y vender su parte por 7.200 dólares. En la actualidad, Twitter vale más de 10.500 millones en Bolsa."
Tardó muchos años en arrancar. Cuando salí de la empresa, tenía 150 usuarios. Después de tres años, aún no había alcanzado el millón de usuarios registrados. Es casi un milagro que saliera adelante".
Pese a todo, Henshaw-Plath recuerda con cariño su etapa en la compañía. "Era apasionante trabajar con personas tan diferentes creando algo nuevo. Nuestro fuerte era precisamente la diversidad del personal. De los 12 empleados de Odeo, solo dos tenían un título universitario. Los despedimos; les faltaba frescura, apertura de mente".
Para este informático, conocido en Twitter como Rabble (canalla en español), "a las empresas españolas les falta esa misma apertura de mente. Están demasiado preocupadas en los títulos universitarios de la gente, cuando en verdad el único modo de ser creativo es crear equipos multidisciplinares. Silicon Valley es grande no porque haya allí muchas empresas tecnológicas, o buenas universidades, ni siquiera porque concentre muchos fondos de capital riesgo. Lo que lo hace grande y único es la mezcla de culturas, de edades y procedencias, la mezcla de tecnología, arte, música, drogas... Solo de la diversidad puede nacer la innovación". Objetivo: un mundo mejor"La tecnología es la herramienta que tienen los ciudadanos para crear un mundo más justo, para desafiar a la burocracia. Twitter o Facebook han provocado un cambio, y esto es solo el principio. El software va a ir reconvirtiendo, uno a uno, todos los sectores de la economía. La burguesía perderá el poder frente a herramientas y sistemas colaborativos que harán posible un reparto más equitativo de la riqueza", vaticina.
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