Ni para jugar ni para realizar trabajos de oficina. La primera computadora doméstica, lanzada al mercado en 1969, se diseñó para ayudar a las amas de casa en la cocina.
Promocionada como "The Kitchen Computer", la Honeywell 316 tenía el tamaño de una heladera, pesaba 45 kilos y funcionaba con una impresora de agujas y un teclado. Su complejidad de uso y alto costo (10.000 dólares) hizo que no se vendiera ninguna.
Además, sus aplicaciones no iban más allá de reformular e imprimir recetas de cocina.
La computadora fue desarrollada en base a la experiencia del programador Jim Sutherland, que creó junto a su mujer un ordenador propio para su casa llamado ECHO IV. Este les permitía recordar las fechas importantes, escribir cartas, calcular medidas en recetas y entretener a los niños.
Pero antes que Sutherland existió otra persona que llevó un ordenador para usarlo en casa. Se trata de la programadora Mary Allen Wilkes, nacida en 1937. Allen montó la computadora en su hogar y aprendió a programarla con LINC, un lenguaje de programación del que llegó a escribir parte del manual.
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