En una remota isla del Ártico noruego se abrió el 27 de marzo una segunda "bóveda del fin del mundo" destinada a conservar los datos recopilados de todo el mundo en forma digital. Brasil y México ya han solicitado almacenar en él sus datos.
Este nuevo depósito, llamado Archivo Ártico Mundial fue inaugurado en el mismo lugar que la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, que se encuentra a 130 metros sobre el nivel del mar en el archipiélago del mismo nombre y a unos mil kilómetros del Polo Norte. La construcción resiste terremotos, erupciones volcánicas y hasta la radiación de un posible desastre nuclear.
El objetivo del Archivo Ártico Mundial es la preservación de la información mundial. El proyecto, encabezado por la compañía noruega de tecnología Piql, asegura que estos datos podrán sobrevivir hasta 1.000 años. El medio que utilizará para guardar la información es analógico: películas fotosensibles.
El fundador de Piql, Rune Bjerkestrand, explicó que estos rollos de película son más seguros que el soporte digital, vulnerable a ataques, y dice que así la información quedará guardada como "grabada en la piedra".
La Bóveda Global de Semillas tiene como objetivo conservar la biodiversidad agrícola del planeta. En casi una década de vida más de 100 países han contribuido con sus plantas.
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