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La misión de un maestro

Bashir Lazhar presenta la lucha contra la intolerancia desde el salón de clase
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28 de noviembre de 2016 a las 05:00
Pasan los conflictos, los años, los gobiernos y las generaciones, pero el problema persiste: el odio por el que es diferente, los sentimientos xenófobos y racistas siempre parecen estar a la orden del día, con manifestaciones en diferentes ciudades del mundo contra los inmigrantes, cientos de muertos en las aguas del Mediterráneo y el Egeo y candidatos políticos que prometen la expulsión de los indocumentados y los musulmanes. A pesar de la escala global del problema, son las personas en su cotidianeidad los que más sufren la crisis, y desde esa individualidad, y con el intimismo que proporciona el monólogo, la obra Bashil Lazhar pretende explorar la segregación desde el punto de vista escolar.

En ella, un inmigrante argelino desembarca en Québec, Canadá, para convertirse en un maestro de escuela con un particular estilo de enseñanza a través de valores y centrada en el crecimiento intelectual y humano de sus alumnos. Sin embargo, deberá luchar contra la intolerancia y el racismo de las autoridades escolares, de los padres, y de la sociedad.

Boris Schoemann, nacido en Francia pero que vive en México desde 1989, es el principal conductor de esta obra escrita por la canadiense Evelyne De La Chenelière, que se presentará este lunes 28 a las 20.30 en la sala Zabala Muniz del Teatro Solís, y que estará en cartelera hasta el miércoles 30 inclusive. "Un buen texto contemporáneo es profeta y te hace ver muchas cosas que pueden venir más adelante, y eso es lo que está sucediendo. Desde la crisis de refugiados del Mediterráneo, hasta todo lo que vemos con los problemas de los maestros en muchos países del mundo donde están cada vez más acotados o mal juzgados por la sociedad. Todas esas son temáticas muy vigentes y a mí me llaman mucho la atención justamente por ser un migrante, y por estar convencido además de que la mayor parte de los problemas de violencia que vemos en el mundo se basan en la educación. Entonces, es un texto que me permite ligar estas dos temáticas de manera muy interesante", explicó.

A pesar de su grave tema central, el actor asegura que la propia construcción del texto evita que la obra caiga en un pozo melancólico, ya que proporciona la dosis justa de drama y comedia para mantener al espectador enganchado a la historia de Bashir.

"La autora tiene una manera muy sensible de escribir, y como muchos otros autores de Québec, tiene formas dramáticas y cómicas que se mezclan. No todo es para cortarse las venas y decir "que triste y que fuerte la temática". La vida es a veces violenta y dura, pero nos tenemos que divertir en ella. La progresión dramática me gusta mucho porque no entiendes muy bien al principio que es lo que pasa; está desestructurada en cuanto a la progresión del tiempo. Vas atando cabos a partir del relato desincronizado. Tiene escenas cortas, lo que hace que sea un monólogo muy ágil".

El espectáculo, presentado en Uruguay por la asociación civil sin fines de lucro InterArte, es en palabras de Schoemann un homenaje a todos los maestros. "Todos tenemos un maestro especial en nuestra vida, que guió algo en nosotros que luego seguimos, aunque sea inconscientemente. Es un homenaje a quien te detona algo, que te hace sentir ser humano, parte de una comunidad, que te ayuda con tus propios problemas, que se mete más directamente contigo".

Schoemann, además, comparte su carrera de director y actor con la traducción teatral y la enseñanza, que se han convertido en dos pilares fundamentales para su carrera en el teatro mexicano. Según cuenta, comenzó a traducir obras europeas al español por una inquietud propia, ya que los textos que quería representar no se encontraban disponibles en el idioma. "Traducir es ir mucho más allá de la traducción literal: tienes que traducir la mente del autor, su sentido del humor, sus metáforas y volverlo universal para el público al que te vas a dirigir. Es extremadamente interesante y hay mucho de creación literaria en la traducción teatral. Es meterte en el tren del pensamiento del autor, en lo que está dicho y en lo que no, y eso que no está dicho debes darlo a entender de la mejor manera". En cuanto a la enseñanza, Schoemann imparte desde hace tiempo talleres teatrales, no solo en urbes como la Ciudad de México, sino también en poblados indígenas en los que el teatro prácticamente no existe.

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