Seis siglos después de su construcción, la luz eléctrica finalmente llegó a las magníficas salas de la Ciudad Prohibida de Beijing, el complejo palaciego más grande del mundo. En este largo tiempo no se utilizó luz artificial por el riesgo de que se produjeran incendios o por la posibilidad de que el calor provocara daños.
"Cuando el día estaba muy oscuro o contaminado, los visitantes no podían ver nada del interior y había muchas quejas", dijo Wang Yamin, el director general del Museo del Palacio, a National Geographic.
Así que a finales de mayo se adoptó la decisión de instalar 120 grupos de focos LED de luz fría con filtros especiales para reducir los rayos infrarrojos y ultravioletas. Ahora no se dependerá más de la luz diurna filtrada por las celosías y tenues velas. Los visitantes estaban obligados a permanecer en la puerta frontal para imaginar los detalles del interior.
En el eje central de la Ciudad Prohibida hay seis palacios: los Salones de la Unión, de la Armonía Suprema, de la Armonía Central, de la Preservación de la Armonía y los Palacios de la Pureza Celestial y de la Tranquilidad Terrenal. El resto de las instalaciones estará iluminado en 2020, cuando culminé el proceso de restauración que se está llevando a cabo en el complejo palaciego.
Wang agregó: "La protección de los edificios antiguos es nuestra máxima prioridad. Esta iluminación no dañará la integridad de las estructuras antiguas ni las reliquias que hay dentro".
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