Levantar castillos de arena en la playa dejó de ser solo un juego de niños, cuando un grupo de científicos de la Universidad de Ámsterdam lograron explicar la ciencia detrás de estas construcciones.
La clave está en la física y la combinación exacta de arena con agua. En busca de la receta perfecta, el físico Daniel Bonn y sus colegas encontraron que el secreto era usar arena con solo 1% de agua por volumen.
Puentes de agua
Según explican en la revista Scientific Reports, donde publicaron los resultados, la arena mojada contiene granos recubiertos por una capa fina de agua. La tensión que provoca esta capa actúa como una “piel” pegada a varios granos, manteniéndolos juntos por medio de una suerte de puentes. La fuerza de estos puentes es lo que mantiene unida a la construcción y evita que se desplome bajo su propio peso.
Según informa
The Economist, Bonn sugiere colocar arena húmeda dentro de un molde sin tapa ni fondo y golpearlo al menos 70 veces. Así lo hicieron en los experimentos y es la forma más fácil de conseguir la cantidad exacta de agua.
Respecto al diseño en sí mismo, cuanto más grande sea la base, más alto puede ser el castillo. Según los investigadores, una columna de 7,5 centímetros con la correcta combinación de agua y arena, puede llegar a crecer hasta 2 metros de alto.
El más alto del mundo
Desde 2011,
Ed Jarrett ostenta el récord Guinness del castillo más alto del mundo, que construyó con una base de 11 metros.
El castillo en cuestión mide 12 metros, aunque, según Bonn, con su fórmula se podría construir un castillo tres veces más alto sobre la misma base.
A la hora de decidir la altura, lo primero a considerar es el diámetro de los cimientos. A partir de ahí, la regla es “cuanto más ancha la base, más alto el castillo”.