La ciencia ha demostrado que los lóbulos del cerebro actúan cuando estamos fríos y nos hacen tomar decisiones racionales. Lo contrario de lo que sucede en situaciones de estrés, cuando es la amígdala cerebral la que nos mueve.
Es relativamente sencillo perder la cabeza en el mundo actual, con su ritmo vertiginoso y sus altos niveles de estrés. Basta con observar los emails y los tuits enviados en caliente que luego atormentan a los usuarios. Y hay una explicación científica de por qué puede ser tan fácil enviar mensajes insensibles o en un tono enfadado.
Al escanear los cerebros de las personas mientras están tomando decisiones, los científicos han descubierto que, cuando el estrés o las emociones están involucrados (como suele suceder en el trabajo), cambian los patrones de pensamiento de las personas. De esta forma, cuando estamos tranquilos, los lóbulos frontales de nuestro cerebro generan un pensamiento lento y racional: esto es a lo que se llama cognición en frío.
En cambio, cuando estamos alterados -ya sea por el estrés, un enfado o incluso si estamos enamorados- se toman decisiones impulsivas en el momento, de cognición en caliente, a través del sistema límbico.Esas decisiones están impulsadas por las emociones y la amígdala cerebral, que toma información como rehén antes de que ésta sea procesada por los lóbulos frontales, donde reside nuestra lógica.
A la vez que los neurocientíficos han revelado la forma en que este sistema de cognición en caliente puede apoderarse de nuestros cerebros, los investigadores también han mostrado algunas formas para combatirlo.
Así que si tenés delante un factor estresante, esto es lo que según la neurociencia deberás hacer antes de afrontar la situación y cometer un error que pueda salirte caro:
Ser consciente de que las emociones están ligadas a la toma de decisiones alteradas. Simplemente tener esto en su cabeza, y notar que estás alterado, te puede ayudar a evitar enviar un email o hacer una llamada hasta que tu estrés o tu ira se hayan calmado.
Si no podés postergar una decisión hasta el día siguiente, intentá meditarla antes o elaborá tu propio ritual que te ayude a calmarse más rápido. La clave es evitar que tu amígdala tome una decisión apresurada.
Simulá estar aconsejando a tu mejor amigo sobre cómo lidiar con la situación. Cuando uno le da consejo a otra persona -según han mostrado los neurocientíficos- su cerebro automáticamente usa el sistema de cognición en frío.
Pedí consejo a un amigo cercano sobre cómo enfrentarse al hecho que te genera estrés. Probablemente tendrá una respuesta con menos carga emocional.
Vía Expansión
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