La imagen muestra una bella y delicada estructura que normalmente aparece oscurecida por el polvo pero, esta vez, rodeada de una nueva luz que la hace brillar. Se trata de la nebulosa Cabeza de Caballo, la escogida por la Agencia Espacial Europea (ESA) y la agencia espacial estadounidense
NASA para celebrar el cumpleaños número 23 del
Hubble.
Junto con otros medios de punta, este telescopio espacial ha publicado diversas imágenes astronómicas entre las que destacan las realizadas a las nebulosas (grandes nubes interestelares de gas y polvo).
En la nueva imagen tomada por el Hubble se aprecia la parte de la constelación de Orión, también conocida como El Cazador, donde se encuentra, entre el gas y el polvo, lo que se asemeja a un caballito de mar gigante. De ahí el nombre Cabeza de Caballo.
Esta nebulosa, que se formó a partir del colapso interestelar de material nebular, aparece iluminada por una estrella cercana, lo que le imprime un brillo especial que hasta ahora no había sido recogido por ninguna imagen anterior,
explica la ESA en su sitio web.
Las nubes de gas que rodean a la nebulosa ya han desaparecido pero el pilar sobresaliente está formado por un material fuerte de difícil erosión, por lo que los astrónomos estiman que todavía restan cinco millones de años para que la formación de Cabeza de Caballo se desintegre por completo.
Esta nebulosa es uno de los objetos estelares más conocidos y sobre él se han llevado a cabo diversas observaciones que, hasta ahora, la mostraban como una nube oscura destacada sobre un fondo de gas brillante.
Esta nueva imagen muestra la misma región pero en luz infrarroja, una luz de mayor longitud de onda que la luz visible y que puede atravesar el material nebuloso.
Según anticipa la ESA, la sensibilidad infrarroja y la resolución sin precedentes del Hubble es solo la antesala de lo que será capaz de lograr el
telescopio espacial James Webb, que estará listo en 2018.