Este proyecto pretendía llegar a ser la biblioteca digital online más grande del mundo. Para conseguirlo,
Google logró escanear más de 30 millones de volúmenes en 2002. La idea era poner a disposición con rapidez cualquier libro.
Para comparar, la biblioteca del Congreso de Estados Unidos cuenta con 37 millones de libros disponibles. Sin embargo, el gigante tecnológico pecó de soberbio por creer que los autores iban a permitir ingresar sus libros simplemente por ser algo de Google.
La mayor parte del material que hoy se encuentra online sigue siendo inaccesible; solo se puede ingresar a fragmentos del texto buscado. La empresa enfrentó problemas con autores y editores que la acusaron de infringir los derechos de autor. Desde 2008, el caso se encuentra en una corte de Estados Unidos sin que se haya llegado a una resolución que convenza a ambas partes.
Sin embargo, en los últimos años, el gremio de autores ha propuesto una solución conocida como un sistema de "licencias colectivas". Dicho sistema establece que Google tendría que pagar determinado monto de dinero para obtener la licencia que le permita escanear y ofrecer el material al público. Ese capital se dividiría en partes iguales entre todos los escritores que hubieran hecho el reclamo de sus derechos de autor; hasta ahora, sin embargo, esta idea tampoco ha tenido buena acogida.
Es por eso que Google Books ha quedado en suspenso y con vista de que los problemas que arrastra no lleguen a buen puerto.