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Filtros para superar el caos de internet

El conocimiento de la humanidad está al alcance de un clic, pero ¿cuánto lo aprovechamos y cuánto nos abruma? Nuevos servicios, aplicaciones y herramientas permiten crear un menú de información personalizado para cada individuo
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23 de marzo de 2013 a las 05:00

Producción de datos en 60”


Cada vez que se publica un nuevo dato sobre los tetra, zeta, exa o trillones de bytes de información que se producen cada día en el mundo, los consumidores desvalidos nos enfrentamos a una inmensidad difícil de aprehender. Y nos volvemos a dar por vencidos. Hablar de un exabyte de información supone un desafío similar al que el ser humano enfrenta cuando se menciona el infinito: un concepto tan vasto que no se entiende. Y, ante él, capitulamos.

Los números sobre el caudal de información que se maneja todos los días son tan enormes que no vale la pena adentrarse en ellos. Para muestra un botón: si se convirtiera a formato digital cada imagen y cada palabra que se ha generado desde el comienzo de la civilización humana hasta el año 2003, se sumaría un total de 5 exabytes; 1 exabyte equivale a 1.000 millones de gigabytes (para calibrar este tamaño digamos que una película en HD ocupa un 1 GB).

El dilema no termina aquí. Si desde el albor de la humanidad hasta 2003 se generaron 5 exabytes de información, desde entonces y hasta el año 2010 se produjeron 5 exabytes de datos cada dos días. ¡Cinco exabytes de datos cada dos días! No intente calcularlo, porque aun cuando lo logre deberá recalcularlo todo de nuevo en poco tiempo: se estima que en 2014 produciremos 5 exabytes de datos cada 10 minutos. ¿Cuánta información es mucha información?

La respuesta a esta pregunta es otro enigma, pero, ante los hechos consumados, organizar y personalizar la información ya es una tendencia que se ve en la web, los móviles y en cualquier plataforma en la que el usuario elija consumir datos.

Filtros ¿inteligentes?


Cada era histórica generó más datos y, en la mayoría de los casos, más facilidad de acceso a ellos. Hasta que llegó internet. Kaboom. El progreso, la mejor de las utopías hecha realidad, todo el conocimiento al alcance de tus manos (ojos, sentidos). ¿O tal vez, y al mismo tiempo, la receta perfecta para una migraña gigante por la sobrecarga de información?

“La humanidad está entrando a un período de transformación radical en el que la tecnología tiene el potencial de elevar significativamente el estándar básico de vida de cada hombre, mujer y niño del planeta”, se afirma en el libro Abundancia: el futuro es mejor de lo que piensas, de Peter Diamandi y Steve Kotler. Es en este libro donde se menciona el enigma de los 5 exabytes y, a pesar de eso, los autores están convencidos de que la ecuación tiene un resultado positivo.

¿Cómo filtrar toda esa información y hacerlo de una manera personalizada, para recibir las noticias, datos e informaciones de cualquier tipo que interesa a cada persona?

Desde que la web es web han surgido este tipo de servicios que intentan poner orden en el caos. Ocho años atrás Google lanzó Google Reader, un lector de RSS que pronto se convirtió en una solución sencilla de usar para organizar la información desperdigada entre sitios web, blogs, portales, Wikipedia y tantos otros recovecos de los miles de millones que es esconden en la red. El problema es que el RSS (sigla de Really Simple Syndication) nunca terminó de popularizarse entre los usuarios de internet.

RSS es un formato que se usa para difundir información que se actualiza frecuentemente, entre quienes se suscriben a esa fuente de contenidos. Si usted está interesado en un blog de diseño, en un sitio web de noticias deportivas, en un canal de YouTube específico, y hasta en una cuenta de Twitter en particular, puede tomar los RSS de cada una de estas fuentes y agregarlos en una herramienta como Google Reader, para luego ver todo en un mismo lugar. El de Google y otros servicios similares –a los que se les llama “agregadores”– permiten ahorrar mucho tiempo, porque congregan en un solo lugar todo lo que interesa leer, con posibilidad de marcar favoritos, compartir contenidos e incluso ignorar los que no interesan.

Ahora Google anunció que el Reader está a punto de morir; dejará de funcionar el 1° de julio, lo que acarreó una ola de protestas en redes sociales impulsada por usuarios molestos por la decisión. Pero la realidad es que desde hace mucho tiempo el Reader –y sus primos hermanos, otros servicios similares– ya eran sustituidos por otro tipo de herramientas que funcionan con la misma lógica pero que incluyen mejor diseño, además de versiones para PC, móviles y tabletas. De hecho, uno de los grandes competidores que le surgieron al Reader es el propio Twitter que, aunque con un sistema diferente, genera para cada usuario un menú de temas a partir de las personas que se siguen.

Dieta informativa sana


Al final se trata de que cada persona se construya una “dieta informativa sana”, dice Luis Melgar, profesor de Periodismo de la Universidad de Montevideo, y para ello los llamados agregadores son buenos aliados. Pero primero hay que elegir cuál usar, lo cual ya mismo resulta en un filtro no tan sencillo de determinar. Vale la pena probar aplicaciones como Flipboard o Zite (más datos en el recuadro inferior). O si lo que se prefiere es una experiencia web, se puede experimentar con Prismatic, Paper.li, Pulse o Feedly, algunos de las cuales también tienen aplicaciones móviles.

La mayoría de estas herramientas permite crear un menú personalizado de información, basado en sitios web de interés (elegidos por el usuario pero también sugeridos por estos servicios) y en conexión con las cuentas de redes sociales que esa persona use. Una vez que se asocia Pulse con la cuenta de Twitter, por ejemplo, el sistema filtra aquellos tuits que podrían resultar más interesantes para el lector en cuestión, así como los artículos que no debería dejar de leer ese día. El usuario luego puede confirmar esta elección con un gesto de aprobación o rechazo. En el caso de Zite, por ejemplo, cada artículo sugerido se puede marcar como “me gustó” con un dedito para arriba o “no me gustó” con uno para abajo. En el futuro el sistema tomará en cuenta estas preferencias del usuario para sugerir temas relacionados, incluso provenientes de fuentes que no fueron marcadas como preferidas por esa persona.

Casi todos estos servicios permiten algo más que es esencial a la hora de crearse un filtro inteligente de información: guardar aquellas noticias que más interesan, ya sea para leerlas después o simplemente para archivarlas en un lugar en el que ya sabemos podrán ser encontrados sin mucha complicación. Así se producen asociaciones con otros sistemas tales como Pocket (ex Read it later) o Instapaper, herramientas que “guardan” esa nota en un repositorio casi infinito al que se puede recurrir cuando se tiene tiempo libre para leer. Para la misma función también se puede usar Evernote.

“El lector puede, y debe, crear su propia agenda. O al menos depurar”, insiste Melgar. “Es fácil encontrar reportajes, artículos, video, material inesperado, en el momento más inadecuado. Una de las principales virtudes de estos sistemas es que puedas guardar lo que te interesa para leerlo en otro momento. Esto va a modificar, o ya está modificando, el modo de consumo de los medios. Internet tiene la instantaneidad, que es una virtud, pero también un problema; estos sistemas permiten revisitar, seguir la información con un poco más de sosiego. Sin necesidad de estar apegado a la actualización”, agrega el docente de la UM.

Ahora bien, la existencia de estos sistemas no aseguran ni mejoran la calidad de la información. Cualquiera de estas aplicaciones y servicios web sugieren mucho material informativo interesante –si antes se los programó con las fuentes adecuadas– pero también es posible que acerquen la misma chatarra que suele poblar Facebook, Twitter, YouTube y otras redes sociales. Y ante eso no hay herramienta virtual que valga, porque es el cerebro humano el que sigue definiendo los parámetros de calidad que considera aceptables.




Herramientas para filtrar con inteligencia




Flipboard

Genera una revista digital con los temas y fuentes de información que interesan al usuario. Con un diseño atractivo, permite leer y compartir los artículos desde la aplicación. Además se pueden marcar favoritos y guardar para leer más tarde. Gratis para iOS y Android.

Zite

Similar a Flipboard en sus funcionalidades, también genera una revista digital basada en intereses, pero además sugiere contenidos a medida que va “aprendiendo” lo que le gusta o no al usuario (que debe marcarlo en cada nota). Gratis para iOS.

Pulse

Se puede usar en cualquier navegador, además de en móviles y tabletas. Propone una serie de fuentes de información de interés, pero también se pueden agregar las propias. El usuario crea sus propias secciones como en un diario online. Gratis para PC, iOS y Android.

Feedly

Heredero no oficial del Reader, se conecta directamente con la cuenta de Google para “chupar” todos los RSS que allí se habían definido. Permite guardar las notas en servicios tales como Pocket, Evernote o Instapaper. Gratis para PC, iOS, Android y Kindle.

Paper.li

Genera un diario online especial para el usuario (más de uno si así se desea, con temas) basándose en las cuentas de redes sociales de cada persona. Luego se puede optar por recibir un mail diario que avisa cuando el “diario” está pronto. Gratis para PC.

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