“Hay muy pocas personas en este mundo que logran construir un negocio como Snapchat. Y la verdad es que intercambiarlo por algo tan banal como lo es el dinero no me parece nada interesante”, esa fue la respuesta que
Evan Spiegel, CEO y cofundador de la aplicación de mensajería fotográfica Snapchat, le dio a la revista
Forbes cuando se le preguntó porqué había rechazado la oferta de Facebook por US$ 19 mil millones a cambio de las patentes y derechos de su aplicación. Esta frase resume a la perfección el espíritu libre y emprendedor de Spiegel que, con solo 24 años, ya amasa una fortuna de US$ 1,5 mil millones, producto de su invento que reúne a 100 millones de usuarios mensuales.
Spiegel creció en un exclusivo barrio de Los Angeles. Ingresó a la Universidad de Stanford de donde se graduó de diseñador y productor gráfico. En su estadía dentro del campus, se cruzó y formó una amistad con Bobby Murphy, un aplicado estudiante de matemática. Juntos tuvieron la idea de una aplicación que podía enviar imágenes a diversos contactos y autoeliminarse luego de 10 segundos. La llamaron Picaboo pero luego la rebautizaron como
Snapchat. ¿El resto? Es historia.
En tan solo cuatro años la
app alcanzó popularidad mundial y es una de las más descargadas de las tiendas de aplicaciones de Apple y Android. Cada nueva actualización incorpora nuevas funciones que muchas veces se despegan de su objetivo inicial, que era el de mandar fotos temporizadas, pero logran reinventar la
app y mantenerla en vigencia.
El crecimiento de Snapchat se ha dado de manera exponencial y Spiegel y su equipo continúan trabajando para darle el usuario una experiencia más completa. “Creemos en el poder de la fotografía e internet para mostrar el mundo en el que vivimos y Snapchat pretende combinar lo mejor de ambos mundos para ser una ventana al alcance de todos”, manifestó.