Pese a que algunos creían que el cuerpo de Baumgartner se desintegraría o explotaría al superar la velocidad del sonido, el austríaco llegó sano a tierra firme

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Entre un astronauta y un doble de riesgo

Felix Baumgartner batió cuatro récords el domingo, uno de ellos de audiencia en YouTube; pero mientras unos creen que su hazaña fue en pro de la ciencia, otros hablan de espectáculo
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16 de octubre de 2012 a las 06:00
El domingo, Felix Baumgartner venció tres de los cuatro récords mundiales que pretendía alcanzar: se convirtió en la primera persona en superar la velocidad del sonido sin ayuda mecánica, en subir en globo al punto más alejado de la tierra y en arrojarse en paracaídas desde el lugar más alto.

Si bien el austríaco de 43 años no consiguió el récord de la caída libre de mayor duración por apenas unos segundos, obtuvo otro inesperado. Ocho millones de personas vieron en simultáneo su salto estratosférico por YouTube, un nuevo máximo de usuarios viendo al mismo tiempo por streaming en el sitio de videos de Google.

“Cuando se está de pie encima del mundo, uno se vuelve tan humilde que no piensa más en romper récords ni en aumentar la información científica. Lo único en lo que se piensa es en regresar vivo”, dijo Baumgartner, apodado “Sin miedo”, por los numerosos récords que ha batido a lo largo de su vida.

Pero el salto desde el edificio más alto del planeta, el rascacielos Taipei 101 (Taiwán), de 509 metros de altura, y de otros lugares emblemáticos como la estatua de Cristo Redentor en Río de Janeiro, resultan ahora casi aventuras inocentes en comparación con la hazaña del domingo.

El peligro supersónico


Brian Utley, un observador del salto de la Federación Internacional de Deportes de Aviación, dijo que las cifras preliminares muestran que Baumgartner alcanzó una velocidad máxima de 1.342 kilómetros por hora. Eso equivale a Mach 1,24, lo que es más rápido que la velocidad del sonido. Nadie ha llegado nunca a esa velocidad con apenas un traje de alta tecnología.
Cuando se está de pie encima del mundo, uno se vuelve tan humilde que no piensa más en romper récords ni en aumentar la información científica. Lo único en lo que se piensa es en regresar vivo”, dijo Baumgartner

Baumgartner dijo que viajar más rápido que el sonido es “difícil de describir porque no lo sientes”. Sin puntos de referencia, “no sabes que tan rápido viajas”,agregó.

Este momento del viaje era el más crítico para la salud del austríaco. “Una de las incógnitas es cómo el cuerpo humano reacciona al acercarse a velocidades supersónicas. Los efectos de la transición desde la velocidad supersónica a otra por debajo no se conocen”, había dicho el deportista en los días previos a saltar.

A simple vista, los cuatro minutos y 19 segundos en caída libre parecieron no afectar su cuerpo. El ex paracaidista militar de 43 años delicadamente planeó hasta el desierto al este de Roswell y, tras dar unos pasos, se dejó caer sobre sus rodillas en un gesto de felicidad y alivio. Luego, cuando se encontró con su equipo de la misión Red Bull Stratos, festejó con efusividad y hasta dio una conferencia de prensa.

Ahora su equipo deberá analizar los datos del monitoreo que realizaron en el organismo de Baumgartner cuando superó la velocidad del sonido. Pero, por lo pronto, el ex paracaidista militar sobrevivió y su cuerpo no explotó ni se desintegró, como se especulaba previamente.

¿Ciencia o circo?


En la tarde del domingo, Baumgartner despegó rumbo a la estratósfera en una cápsula elevada por un globo ultradelgado lleno de helio, mientras era filmado por 30 cámaras. Así llegó a 39 kilómetros de altura, más de tres veces la altura promedio a la que viajan los aviones en altitud de crucero. Una vez allí, salió de la cápsula y saludó con su dedo pulgar, consciente de que su destino se conocería casi en vivo por internet, ya que las imágenes tenían un retraso de 20 segundos.

Cualquier contacto con la cápsula al momento de salir pudo haber rasgado su traje presurizado y exponerlo a la falta de oxígeno y temperaturas de hasta -56ºC. Eso pudo causar burbujas letales en sus fluidos corporales, por ejemplo.

Pero nada de eso sucedió y el evento se vivió como una hazaña para toda la humanidad. “A veces tenemos que llegar muy alto para ver lo pequeños que somos”, dijo Baumgartner.
Felix es un explorador verdaderamente valiente y su salto va a beneficiar la exploración espacial”, tuiteó George Whitesides, presidente de Virgin Galactic

Desde el traje con alta tecnología que usó el austríaco hasta la torre de control de Red Bull Stratos en Roswell, Nuevo México, todo tenían un aire de las misiones de la NASA. De hecho, la agencia espacial estadounidense y la europea (ESA), así como varios de sus astronautas felicitaron vía Twitter al ex paracaidista militar por su exitosa hazaña.

Por ejemplo, la NASA tuiteó: “Felicitaciones a Felix Baumgartner y RedBull Stratos por el salto que batió récords desde los linderos del espacio”. Por su parte, el astronauta británico de la ESA Tim Peake escribió en la red social: “Un trabajo simplemente increíble, Felix... ¡Eso es lo que yo llamo empujar los límites!”.

Algunos astronautas recordaron que, a 39 kilómetros de altura, Baumgartner era la cuarta persona más lejos de la Tierra, solo detrás de los tres astronautas que viven en la Estación Espacial Internacional, que orbita a 386 kilómetros de distancia del planeta.

A su vez, el astronauta francés Jean-Francois Clervoy tuiteó que este salto en un futuro puede ayudar a diseñar sistemas de escape para astronautas. “Mi sueño de volver del espacio a pie está a punto de volverse realidad”, escribió. Y agregó: “Esto es como una caminata espacial, pero en una órbita vertical”.

George Whitesides, el presidente de Virgin Galactic, tuiteó: “Felix es un explorador verdaderamente valiente y su salto va a beneficiar la exploración espacial”.

Sin embargo, muchos fueron cautos o hasta críticos al momento de darle méritos científicos a Baumgartner. Jonathan Jones, periodista del diario británico The Guardian, llega al extremo de definirlo como un mero doble de acción, un “pseudo astronauta” auspiciado por Red Bull, como “el hombre que cayó del cielo con estilo”.

Sin ir tan lejos, Forbes reconoció que el evento tuvo una cuota científica, pero que ese no es el motivo por el cual Red Bull invirtió millones de dólares (la cifra exacta no ha sido revelada aún): “Es espectáculo en su forma más pura, bello en su propia ridiculez. Parece fuera de lugar en un mundo de anuncios y listas de correo electrónico. Por supuesto, es exactamente por eso que funciona tan bien”.

Cualquiera sea la postura, desde el punto de vista científico la hazaña a priori sirvió para divulgar temas acerca del espacio, la física y la salud. Además, tampoco puede despreciarse el poder del deseo humano de superarse por el solo encanto de lo magnífico y heroico. De lo contrario, los Récord Guinness del Mundo no existirían.

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