Gabriel Silva, listo para volar en el Air Combat USA

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El uruguayo que quería ser astronauta

Gabriel Silva quiere viajar al espacio; esta vez no lo logró, pero insistirá
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03 de febrero de 2014 a las 15:00
?Para Gabriel Silva viajar al espacio y ser durante un día un astronauta fue siempre un sueño, que casi se hace realidad el mes pasado, cuando fue seleccionado entre 80 mil participantes de todo el mundo para participar en un concurso lanzado por la marca AXE a raíz del éxito de su loción Apollo, para realizar un vuelo suborbital.

Estudiante de ingeniería, de 19 años de edad, Silva dijo a El Observador que no le importa no haber estado entre los cuatro ganadores del certamen, ya que la experiencia fue increíble desde todo punto de vista.

Este uruguayo que piensa terminar su carrera de ingeniería en Uruguay para después hacer un posgrado en el exterior –“para ser algún día un astronauta ingeniero con posibilidades ciertas de trabajar en la NASA o en la Agencia Europea”– cuenta que desde chiquito quiere ir al espacio a toda costa.

“Cuando vi la propuesta por internet, me interesó enseguida y comencé a rellenar los formularios para poder participar. Más adelante creé mi perfil, como ellos pedían, y después me puse a juntar votos por Facebook, contactar amigos, etcétera”, explicó.

En diciembre de 2013, hombres de todas partes del mundo compitieron para participar del entrenamiento espacial en la llamada Academia Espacial AXE Apollo (AASA, por sus siglas). La campaña se desarrolló simultáneamente en 75 países bajo el eslogan Viaja un hombre, vuelve un héroe. Gabriel Silva cuenta que el solo hecho de viajar a Orlando (Florida) y a Cabo Cañaveral, lugar icónico en cuanto a lanzamiento de misiones espaciales ya valió el esfuerzo previo de conseguir los votos.
Apenas llegados nos hicieron subir a un Air Combat USA, para ver si podíamos soportar la fuerza G", contó Silva

“Armaron un campamento pegado a la base. Allí éramos 116 personas, de todas partes del mundo, conviviendo todo el día, porque a los organizadores les interesaba ver más allá de las actitudes físicas, importaba la forma de relacionarse con los demás que tenía cada uno de nosotros”.

Una vez en Estados Unidos, las sorpresas comenzaron el primer día, cuando los concursantes vivieron la experiencia de subir a un avión supersónico. “Apenas llegados nos hicieron subir a un Air Combat USA, para ver si podíamos soportar la fuerza G. Fue increíble, el piloto hacía piruetas constantemente, daba giros de 360 grados, para así aumentar progresivamente la exigencia por la variación de la gravedad y simular las mismas condiciones que tendría el viaje”, relató.

Cuenta además que el tercer día fue especial, porque estuvo en una cápsula especialmente diseñada para testear astronautas. “En esa prueba te dan un código numérico que tenés que recordar sí o sí cuando salís de la máquina”.

El uruguayo, que no se rinde en su ambición de cumplir el sueño de salir al espacio, dice que además de la notable experiencia, consiguió un diploma que le fue "entregado en mano por el mismísimo Buzz Aldrin, segundo hombre después de Amstrong en pisar la Luna, lo que fue un momento mágico e inolvidable".

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