Uno de los líderes más prominentes de la industria de tecnología anunció que renuncia y los inversores están eufóricos. Microsoft informó esta semana que su CEO,
Steve Ballmer, se retirará en los próximos 12 meses, después de ayudar a elegir a su sucesor junto a un comité que incluye al presidente del directorio,
Bill Gates.
En
un comunicado, Ballmer dijo: "Nunca es el momento perfecto para este tipo de transición, pero ahora es el momento adecuado. Nos hemos embarcado en una
nueva estrategia con una nueva organización y tenemos un equipo de liderazgo senior increíble. En un principio, pensaba retirarme en la mitad de la transformación hacia una empresa de dispositivos y servicios. Pero necesitamos un CEO que esté aquí a largo plazo para esta nueva dirección".
Las acciones de Microsoft subieron 7% desde que se conoció la noticia de que Ballmer se retiraría. Eso es comprensible: el precio de las acciones de la compañía se ha mantenido sorprendentemente chato por 11 años, es decir, desde que Ballmer tomó las riendas. No es un historial que inspire mucha euforia inversionista.
De hecho, la broma inmediata en Twitter fue: "Ballmer finalmente descubrió la manera de hacer que el precio de las acciones de Microsoft suban".
La frase del mal augurio
La partida de Ballmer va a ser una buena noticia para Microsoft si la empresa logra aprovechar la oportunidad para modificar la manera en que hace negocios. Necesita dejar de ser un gigante torpe y reinventarse a sí mismo como una agresiva empresa que lleva todas las de perder.
Las primeras señales no son alentadoras. La frase de los "dispositivos y servicios" surge varias veces en la declaración oficial de la empresa. Si bien la intención es señalar un cambio de enfoque, lo preocupante es que en realidad señala una falta de foco.
Microsoft ha sido por mucho tiempo una empresa de software y continúa siendo uno de los fabricantes de software con mayor ganancia del mundo. Pero su dominio en los sistemas operativos para PC se ve poco alentador en la medida en que la gente se está mudando de las computadoras de escritorio
a los smartphones y tabletas.
Ballmer respondió a la tendencia ingresando al negocio del hardware con resultados mixtos. Las
consolas de videojuegos Xbox continúan liderando el mercado. Sus
tabletas Surface, en cambio, han naufragado, aunque en realidad el dispositivo en sí es menos culpable que el propio software de Microsoft, Windows. Otras empresas de hardware de la compañía, como los pobres Zune, han ido a ninguna parte.
A la luz de los hechos, es fácil decir que Microsoft debería haber reaccionado más rápido, uniéndose a Apple una década atrás en la tendencia de poner a sus mejores mentes a crear dispositivos y sistemas operativos móviles. Pero siempre es difícil para una compañía que ya está haciendo tanto dinero con sus productos existentes tomar la decisión de canibalizarlos en busca de el próximo gran producto.
El nuevo objetivo
Es claro que Ballmer y Microsoft se han dado cuenta a esta altura de que necesitan cambiar. Hasta ahora, no obstante, la empresa ha estado siguiendo más que liderando el camino. Si bien su equipo de Xbox ha estado soñando con productos futuristas como Kinect, los dispositivos móviles creados hasta ahora han sido copias tardías de los productos de Apple.
Los "servicios" que son parte de la ecuación "dispositivos y servicios", mientras tanto, implican un foco más amplio que solo software, inlcuyendo
cloud computing para usuarios comunes y empresas. Esa es un área prometedora. Pero para que Microsoft pueda posicionarse en los rankings de
las compañías tecnológicas más exitosas y apasionantes, tendrá que cambiar la forma en que piensa sobre su principal misión.
Google, Amazon, Apple y Facebook tienen una o dos cosas en las cuales son los mejores del mundo y el resto de sus productos se mantienen gracias a ello. Aquello en lo que Microsoft era el líder mundial —sistemas operativos para PC— no presenta más oportunidades de crecimiento. Necesita dejar de perseguir tendencias y decidir en qué área será el mejor. Si elige dispositivos, la compañía necesita menos Zunes y más Kinects. Si son los servicios, tiene que dejar de copiarle a Apple y construir su propia ventaja en el mercado.
Y si es "dispositivos y servicios", usuarios y empresas, todas las cosas para todas las personas, entonces Microsoft está condenado a decaer de a poco en relevancia mundial y el nuevo CEO no podrá hacer nada para cambiarlo.