Para la temporada navideña, la marca Nokia dejará de ser usada y empezará a ser Microsoft Lumia

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El último adiós a un pionero tecnológico

Durante 150 años Nokia supo adaptarse al cambiante negocio de las telecomunicaciones no solo para mantenerse vigente, sino para marcar tendencia en la era de los teléfonos móviles. Hoy, los históricos celulares finlandeses no son más que eso: historia
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25 de octubre de 2014 a las 04:55




El mensaje no deja lugar a dudas. Al ingresar a la web nokia.com un cartel ubicado arriba del todo anuncia: “La adquisición por parte de Microsoft del negocio de dispositivos y servicios de Nokia ya fue cerrada. Elige abajo a dónde querés ir”. Las opciones son dos: ir al sitio de smartphones Lumia y Asha, marcados por una colorida estética que combina con el logo de la multinacional estadounidense, o dirigirse a la sobria página azul de los “diferentes negocios” de la finlandesa Nokia.

Esto no es más que la concreción digital de una fragmentación que se había anunciado en setiembre de 2013 y cuyos papeleos terminaron el pasado abril. Entonces, Microsoft adquirió por US$ 7,5 mil millones la división de dispositivos y servicios de la finlandesa, lo que incluye la propiedad de las marcas Lumia y Asha, así como una licencia de 10 años para el uso del nombre Nokia en los teléfonos que no son inteligentes.

La transacción dejó afuera otros tres negocios de Nokia, los cuales son menos conocidos pero más rentables. Se trata de la fabricación y mantenimiento de redes de telecomunicación (Nokia Networks), el desarrollo de mapas digitales y servicios de geolocalización (HERE), así como la gestión de patentes de telefonía móvil y la generación de nuevas a través de la innovación (Nokia Technologies).

A partir de esta semana, la separación entre el Nokia de los celulares y el de tras bambalinas empezará a materializarse. La empresa estadounidense llamará Microsoft Lumia a la marca y dará fin a los históricos teléfonos móviles marca Nokia. Pero, para explicar esta muerte, hay que ir más atrás en el tiempo.

De cuando lo bueno duraba


La desaparición de la marca Nokia despierta suspiros nostálgicos aún entre aquellos que jamás tuvieron uno de estos teléfonos. Es que, con el Nokia 1100 a la cabeza, la firma se convirtió en el símbolo de una época en la cual los celulares duraban años.

Este entrañable modelo podía reventarse contra el suelo (y luego ser pisado en reiteradas oportunidades) y aún así seguía funcionando. No en vano el Nokia 1100 alcanzó las 200 millones de unidades comercializadas para convertirse en el modelo de teléfono móvil más vendido de la historia.

Y este no es el único mérito de la compañía. Con casi 150 años de historia, Nokia evolucionó de una humilde planta de celulosa a una compañía de elementos de electrónica en la década de 1960 y, a partir de los años 80, un líder mundial en la telefonía móvil. Incluso hay quienes le atribuyen la creación del primer smartphone, en 1996.

Por si esto fuera poco, Nokia tiene el mérito de haber impulsado la transición de los celulares como un simple medio de comunicación a ser un objeto estético, una extensión de la personalidad de su dueño. De hecho, si en una reunión social hoy alguien saca un Nokia 1100 de su bolsillo, será la sensación del evento.

Pero ser un pionero e innovador no asegura la fórmula del eterno éxito.

La caída de un gigante


En 2008, la porción de mercado móvil mundial de Nokia alcanzó su punto máximo con el 40%. El año anterior Apple había lanzado su primer iPhone y, poco después, Samsung lanzaría su primer dispositivo con sistema operativo Android, de Google. Desde aquel pico histórico hasta que se anunció la venta del negocio de móviles de Nokia a Microsoft, la compañía finlandesa perdió el 85% de su valor bursátil.

En el segmento de los dispositivos inteligentes, el más lucrativo y de mayor crecimiento, Nokia pasó de fabricar uno de cada tres smartphones en 2010 a caer a la octava posición, por detrás de fabricantes como Samsung, Apple, Lenovo, LG y Huawei. En 2011, cuando la decadencia ya era notoria, el entonces CEO de la finlandesa, Stephen Elop, tomó la controversial decisión de asociarse con Microsoft y empezar a usar Windows Phone para sus smartphones, en lugar de seguir apostando al software propio o a Android.

Por aquel entonces, la situación en el mercado de los celulares “tontos” era distinta. En 2013, por ejemplo, si se toman en cuenta las cifras de ventas de teléfonos móviles en general, según la firma de análisis Gartner, Nokia resultó segundo con una cuota de mercado mundial del 13,9%. Solo Samsung lo superó.

Estos números positivos explican en parte la decadencia del gigante. Es que Nokia creyó que podría vivir del mercado de los países en desarrollo. No fue así. Mientras la compañía se dedicó a hacer teléfonos fieles, el mundo evolucionó hacia dispositivos que sirven para cualquier otra cosa antes que llamar y hablar.

No está muerto


La fractura de Nokia puede haber sido un fuerte golpe para los 90 mil empleados de la compañía, así como para el orgullo nacional de los finlandeses. Sin embargo, fue un excelente negocio para sus inversionistas.

Desde la venta de la división de móviles a Microsoft, Nokia dejó de caer. En el tercer cuarto de este año, la compañía tuvo su primer crecimiento en ventas desde 2011, según se supo esta semana. Los números positivos se repiten en las tres áreas centrales de la Nokia azul y desconocida.

Por eso, Barry French, vicepresidente ejecutivo de marketing y asuntos corporativos de esta Nokia, publicó en su blog recientemente: “Algunas de las noticias relacionadas a los rumores de Microsoft abandonando la marca Nokia han declarado la muerte de la marca Nokia. Pero, parafraseando a Mark Twain: ‘Los datos sobre nuestra muerte son una exageración’. Sí, hemos vendido nuestro negocio de telefonía móvil a Microsoft. Pero la Nokia de hoy es robusta financieramente y se ha movido de un lugar de debilidad a uno de fortaleza”.

Como bien constató French, en estos 150 años la compañía se ha reinventado a sí misma “repetida y exitosamente”. Habrá que ver si las dos Nokia logran estar a la altura del legado histórico de la marca.




Nacimiento, auge y caída de un gigante




INICIOS ENTRE CELULOSA Y GOMA

Cuando en 1865 el ingeniero minero Fredrik Idestam erigió la primera planta de celulosa jamás imaginó cuánto crecería su legado. De hecho, no fue hasta 1871, cuando abrió la segunda planta, que llamó a su empresa Nokia Ab, inspirado en el río Nokianvirta, en Finlandia, donde quedaba esta fábrica. Hasta la década de 1970 la empresa se dedicó a la producción de botas de goma, llantas y cables de teléfono. En los años de 1960 ya había empezado a producir elementos de electrónica, con una herramienta para medir energía nuclear. Luego, produjo radioteléfonos para la armada y servicios de emergencia. Más adelante, su computadora MikroMikko se volvió la más conocida de Finlandia.



LA ERA DORADA

La primera incursión de la empresa en las telecomunicaciones fue con radiotransmisores, en 1960. En 1982 Nokia lanzó el primer teléfono para auto, el Mobira Senator, y la primera central telefónica para llamadas locales de Europa. En la década de 1990 la empresa puso foco en las telecomunicaciones y, para 1998, ya era el líder mundial en móviles, “posición que disfrutó por más de una década”, según su web. El Mobira Cityman, uno de los primeros celulares ladrillo del mundo, se popularizó en la década de 1980. Luego adquirió el apodo “Gorba“, ya que se encontró al entonces presidente ruso, Mijaíl Gorbachov, usándolo. En 2003 Nokia lanzó su hit, el Nokia 1100, que vendió más de 200 millones de unidades y llevó las telecomunicaciones a los países en vías de desarrollo.



LUMIA MICROSOFT

Nokia fue el número uno en móviles hasta que Apple y la asociación Samsung-Andorid le robaron el trono. En un intento por vencerlos, en 2011 se asoció a Microsoft y creó su línea de smartphones con el sistema operativo Windows Phone: Lumia. Sin embargo, lo único que la empresa consiguió fue seguir perdiendo. Desde que Apple lanzó su primer iPhone en 2007 hasta setiembre de 2013, la empresa perdió 85% de su valor bursátil. En esa fecha del año pasado, la finlandesa vendió su división móvil a Microsoft por US$ 7,5 mil millones. Así, la palabra Nokia empezó a desaparecer de los teléfonos de Microsoft y esta semana terminó de desvanecerse. Ahora, la línea de smartphones y tabletas se llamará Microsoft Lumia.



TRAS BAMBALINAS

Haber desaparecido de las manos de los usuarios no quiere decir que Nokia vaya a desaparecer. De hecho, desde la venta a Microsoft, la empresa se sacó un peso de encima y dejó de caer. Según informó esta semana, en el tercer cuarto del año tuvo su primer crecimiento en ventas desde 2011. Esto se consiguió gracias a sus tres divisiones millonarias, aunque poco populares. Una de ellas es la fabricación de redes de telefonía móvil, con foco en Estados Unidos y China. Solo este último país hizo que las ganancias de la división subieran 38% en el mencionado período. Los otros dos negocios actuales de la Nokia finlandesa es la venta de servicios de mapas digitales y geolocalización, así como la gestión de sus patentes y la generación de nuevas a través de la investigación e innovación.

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