Tras los éxitos
científicos (y
mediáticos) del Curiosity, la NASA anunció el martes que uno de sus representantes automatizados viajará de nuevo a Marte en 2020. El diseño del vehículo se basará en el famoso explorador rodante que ya está investigando en el planeta rojo.
A fin de reducir costos, los ingenieros recuperarán diseños ya aplicados con éxito en el Curiosity y utilizarán sus piezas de repuesto donde sea posible. Entre la tecnología cuya eficacia ya fue comprobada, está el
novedoso sistema de descenso mediante el cual el explorador se posó en agosto en el interior de un cráter. El Curiosity tiene el tamaño de un automóvil.
El anuncio se inscribe en la reanudación de la exploración de Marte por parte de la NASA en momentos de dificultades fiscales.
"Si actuamos ahora, podemos construir una sonda al precio más bajo posible", dijo en entrevista el jefe de ciencias de la NASA, John Grunsfeld.
Las nuevas herramientas
Igual que con el Curiosity, el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA dirigirá la misión, aunque es necesario resolver muchos detalles todavía, como el lugar de descenso de la sonda y el tipo de instrumentos que la dotarán.
Si actuamos ahora, podemos construir una sonda al precio más bajo posible", dijo en entrevista el jefe de ciencias de la NASA, John Grunsfeld
Aunque los objetivos científicos continúan sin claridad absoluta, la NASA dijo que la sonda rodante debería cuando menos ser la primera que traiga tierra y rocas del suelo marciano a la Tierra, como han propuesto muchos expertos. El actual explorador rodante carece de esta capacidad. De hecho,
Curiosity trabajará durante dos años en Marte y luego se quedará allí viviendo, inactivo.
La sonda Curiosity tuvo un descenso sin problemas en Marte, pero en su planeta natal, todo el proyecto estuvo lleno de dificultades. Hubo retrasos y se excedió en los recursos asignados. Su presupuesto fue de US$ 2.500 millones.
Jim Green, director de la división de ciencias planetarias de la NASA, dijo que se superaron los aspectos de la ingeniería y pronosticó que la futura sonda tendrá un costo menor.
De acuerdo con un cálculo independiente, la misión costaría US$ 1.500 millones, aunque la NASA elabora su propia valoración de costos.
En los próximos años habrá una intensa actividad en torno al planeta rojo. En 2013, la NASA tiene programado lanzar una sonda orbital que estudie la atmósfera y en 2016 enviará a la superficie una sonda robot de un costo relativamente bajo.