Las abejas están dotadas de una especie de piloto automático biológico que les permite aterrizar sin problemas, según un estudio divulgado el martes en Australia en el que se analiza esta habilidad con el fin de desarrollar nuevos sistemas de aterrizaje para robots aéreos.
El neurocientífico australiano Mandyam Srinivasan de la
Universidad de Queensland y varios de sus colegas analizaron la habilidad para aterrizar con precisión de las abejas, que tienen un cerebro del tamaño de una semilla de sésamo y carecen de una visión binocular.
Para efectos de la investigación, los científicos utilizaron cámaras de alta velocidad para grabar los aterrizajes de las abejas en sus panales y posteriormente calcular las diferentes velocidades utilizadas en distintos puntos de la trayectoria aérea,
según el medio local ABC.
Si la distancia se duplica, las abejas aumentan su velocidad de acercamiento al doble", dijo Srinivasan al explicar este mecanismo de regulación
Srinivasan explicó que cuando una persona se acerca hacia un objeto, este parece más grande y si el movimiento se da a un índice constante, entonces aumenta de tamaño con mayor velocidad y a un índice exponencial a medida que se acerca más.
Pero las abejas no permiten que esto suceda porque graduan la velocidad reduciéndola a medida que se acercan al objetivo y permitir que la velocidad sea proporcional a la distancia del punto de aterrizaje, según citó la ABC.
"Si la distancia se duplica, las abejas aumentan su velocidad de acercamiento al doble", agregó el científico al enfatizar que este mecanismo de regulación es como un "hermoso autopiloto automático".
Asimismo, los científicos utilizaron una pista de aterrizaje con el diseño de una espiral giratoria para alterar la impresión del tamaño objetivo según el ángulo de aterrizaje y en algunos casos provocó que las abejas frenaran o aceleraran hasta estrellarse en la superficie.
Actualmente, Srinivasan y sus colegas intentan aplicar estos conocimientos para desarrollar sistemas de aterrizajes para aparatos voladores autónomos que no dependan de radares o sonares.
Abejas como modelo
El equipo australiano
no es el único que estudia a las abejas para aplicar sus mecanismos naturales a la aeronáutica. Por ejemplo, un estudio estadounidense publicado en
Journal of Experimental Biology en setiembre analiza el vuelo de ciertas abejas y abejorros con el fin de averiguar cómo pueden mantenerse suspendidos en el aire mientras recolectan polen, incluso con fuertes vientos. Los conocimientos serán aplicados más adelante en el diseño de pequeños aviones.