En el Mobile World Congress 2016, Valve (la compañía detrás de la plataforma para videojuegos de PC) y la tecnológica HTC revelaron lo que luego sería considerado uno de los mejores visores de
realidad virtual hasta el momento, si no el mejor. Un año después, el
HTC Vive ganó más de 20 premios en la Consumer Electronics Show 2016. El 5 de abril comenzó la venta a través de la web y hoy uno de ellos está en manos de la empresa uruguaya de realidad virtual Sim Design.
Frente a sus competidores (Oculus Rift y PlayStation VR), los HTC Vive presentan ciertas ventajas. Una de ellas es que la caja viene completa: no solo incluye el visor sino que también viene con sensores de movimiento y controles.
Toda la sala como límite
Los sensores de movimiento, llamados sistema Lighthouse, son la estrella de este dispositivo, ya que permiten al usuario desplazarse mientras usa los lentes en una superficie de hasta 4,5 metros por 4,5 metros. Con el PlayStation VR se puede recorrer una superficie de 3 metros por 3 metros y Oculus funciona en áreas de hasta 1,5 metros por 3 metros.
Los sensores se instalan en los extremos de la habitación y tienden una "red" de láser para detectar el movimiento de los lentes y los controles, que también cuentan con sensores. De esta manera, quien usa el Vive puede caminar por la habitación y, cuando está por llegar a un obstáculo o a una pared, los sensores le avisan a través de los lentes para así evitar el golpe.
El visor del HTC Vive también cuenta con una cámara frontal, que se activa cuando el usuario está por chocar contra algo, para "retirarlo" del mundo virtual y que pueda ver qué es lo que lo rodea.
Manos y mareos
Los controles del HTC Vive son otro punto fuerte: con sus sensores de movimiento y giroscopios permiten una mayor inmersión en el juego, ya que cualquier movimiento que se realice con las manos se verán reflejados en el mundo virtual. Hay experiencias que permiten levantar objetos dentro del juego, mirarlos y rotarlos, todo con movimientos reales de las manos.
Los dispositivos de realidad virtual más rudimentarios, como las gafas Samsung Gear VR, que funcionan con un celular como pantalla, pueden generar sensación de mareo. El HTC Vive, en cambio, está configurado de manera de que esta sensación sea más leve o incluso nula. Además, los lentes son un poco más grandes que los de sus competidores y tienen una perilla que permite ajustar el nivel de nitidez, para los distintos niveles de visión de los usuarios.
Para usar este visor el usuario deberá contar con al menos cuatro enchufes en la habitación: uno para la computadora, uno para los lentes y uno para cada uno de los sensores de movimiento (que son al menos dos).
Golpe al bolsillo
Todas estas ventajas tenían que impactar en algo y en este caso es en el precio. Los HTC Vive son los visores más caros del mercado en su categoría: si se los compra a través de la web oficial (el único método por ahora), habrá que desembolsar unos US$ 800, además del gasto que implicaría conseguir una computadora que soporte las exigencias de un dispositivo de este nivel (que puede llegar a US$ 1.000).
Si bien es un costo considerable, la experiencia de inmersión que ofrece el HTC Vive vale cada dólar. Los controles vibran distinto de acuerdo con la acción que se esté llevando a cabo. Por ejemplo, si se elige un juego de arco y flecha se puede sentir la vibración de la tensión de la cuerda en la mano con la que se sostiene la flecha. Eso, agregado a la calidad de sonido que permite reproducir los
juegos desde una computadora y con unos buenos auriculares, hace que quien los usa se traslade casi literalmente a otro mundo y olvide dónde se encuentra.
Además, no hay que olvidar que este es recién el comienzo del boom de la realidad virtual. La herramienta ya existe. A partir de acá, el límite es la imaginación.