"Gringo" es una suerte de coloquio que utilizan los latinos para referirse a los extranjeros nativos de Estados Unidos. Y estos "gringos" han estado lidiando con todos los clichés en materia de seguridad que la Ciudad Maravillosa tiene para ofrecer. Una sorpresa para aquellos turistas que visitan América del Sur por primera vez.
Por ejemplo, el pasado 7 de agosto, el ministro de Educación de Portugal fue asaltado a punta de cuchillo en la pintoresca bahía donde se llevan a cabo carreras de remo. En la tarde anterior dos entrenadores australianos fueron también asaltados con armas blancas por las calles de Ipanema. Mientras que en días anteriores una banda de pistoleros acorraló a tres suecos que habían viajado a fotografiar una favela.
Run Gringo Run se vale de todos los estereotipos de la delincuencia y de la imagen de un turista para elaborar sus personajes. El protagonista extranjero es un adulto calvo y con una panza cervecera sin broncear asomando por un camisa estampada de flores hawaianas.
Cuando los jóvenes llegan a robarle en un robo masivo -llamado 'arrastão' o red de arrastre- el turista se escapa y puede evitar a los malechores mediantes varias vías de escape que son actividades o situaciones típicas que se pueden hacer en Río: saltar por parapente y planear sobre los obstáculos que se cruzan en su camino mientras recorre la cima del cerro Corcovado junto al Cristo Redentor, patinar en un longboard por la rambla de Copacabana o acumular suficientes cocos como para "comprar" a un oficial de policía que aparece en la pantalla para deshacerse de los ladrones.
"En lugar de huir de fantasmas y monstruos, el personaje se escapa de la gente real. Hay personas que van a entender esto como una denuncia, y habrá gente que pensará que es sólo otro juego de obstáculos"Nada de lo que sucede en el juego es imaginario. Para los cariocas habitantes de Río de Janeiro el crimen representa una realidad difícil y una problemática que afecta duramente su cotidianidad. Sin embargo los creadores del juego dijeron que simplemente buscan que la gente se divierta, mientras que intentan entrar en un mercado de juegos y aplicaciones móviles muy competitivo.
"Muestra todos los males del país de una manera divertida, no una manera ofensiva", dijo Luciano Nóbrega (37), uno de los ocho especialistas en informática que han trabajado en el proyecto desde el sur de Brasil. El diseño del juego es de Ritchie Cantuaria, de 33 años, que vive en el interior del estado de Santa Catalina, en el sur de Brasil.
"En lugar de huir de fantasmas y monstruos, el personaje se escapa de la gente real. Hay personas que van a entender esto como una denuncia, y habrá gente que pensará que es sólo otro juego de obstáculos", dijo Nóbrega, que vive en Curitiba, también al sur de Brasil.
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