Al menos hasta febrero de este año, los televisores con pantalla curva eran solo una promesa sin fecha de cumplimiento. Ahora,
LG anunció que comenzará a aceptar preórdenes de su TV OLED curva EA9800 en Corea del Sur y que las entregas se realizarán a partir del próximo mes. Así, la compañía le gana la carrera a su rival Samsung, que en la Feria Internacional de Consumo (CES, por su sigla en inglés) de este año en Barcelona también develó
su propia tele flexible.
El particular televisor con tecnología OLED, que costará unos US$ 13.550, tiene su esencia en materiales basados en carbono, los responsables de convertir la electricidad en luz. A diferencia de las pantallas LCD, las OLED no necesitan una fuente de luz separada, lo que las convierte en la nueva estrella de las teles sustentables. Es la tecnología OLED la que permite, además, fabricar pantallas mucho más finas (el modelo de LG tiene 4,3 milímetros de espesor) y livianas (pesa 17 kilos).
Pero es el hecho de que las OLED puedan fabricarse a partir de un sutrato de plástico flexible (en vez de la capa de vidrio rígido tradicional) lo que les permite ser curvas. La razón para una pantalla con curvatura es simple: reducir la distorsión visual hacia los bordes y la pérdida de detalles, haciendo que toda la superficie de la pantalla se encuentre a la misma distancia de los ojos del televidente.
Según
dijo a BBC un analista de IHS Screen Digest, una televisión curva será una herramienta promocional más que un producto que dé ganancias a las empresas: “Hay cierto contenido que es genial ver de diferentes formas, pero para mucho de lo que hay en televisión, verlo curvado no va a mejorar tanto la experiencia”, sostuvo.
El tiempo dirá si tener una tele flexible en el living vale la pena (y el precio). Por ahora, LG no ha anunciado cuándo llegará este aparato al resto del mundo, pero seguramente sea el primero de un mercado que recién se enciende.