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El gran mito que Facebook necesita que todos crean

La cruzada por crear una comunidad de valores globales se empezó a desmoronar
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01 de febrero de 2016 a las 05:00

A mediados de junio, en un cambio que no se notó en ningún lado salvo en España, Facebook agregó seis palabras a una sola caja de diálogo... E inadvertidamente cayó en un tortuoso debate nacional.

La caja de diálogo es parte del proceso de reporte de contenidos de Facebook, un método por el cual los usuarios pueden solicitar a la red social que censure a sus amigos. Las seis palabras parecen invitar a los usuarios españoles a reportar una nueva categoría de cosas: bajo la opción de "es inapropiado, me molesta o no me gusta", Facebook enlistó el pasatiempo milenario de España, las corridas de toros.

Las corridas de toros son un deporte controversial; incluso en España, pocas personas aún lo siguen. Pero columnistas desde Madrid a Málaga se erizaron ante la sugerencia de que una pieza del patrimonio federalmente reconocida pudiera ser marcada como ofensiva.

"Facebook iguala las corridas de toros a la prostitución", declaró ABC, el tercer periódico más importante del país, el 14 de enero. Algunos días después, cuando Facebook dio marcha atrás y borró las referencias al deporte, clarificando en un comunicado al Washington Post que había sido agregado por error, el segundo periódico más grande del país, El Mundo, se alegró de que la red social había "rectificado" la situación.

Pero, desafortunadamente para Facebook, que sufrió considerables dolores de cabeza ante este desastre, la situación fue solo la última de una cadena de choques no intencionales tan inevitables como infinitos.

A medida que Facebook ha crecido fuera de Palo Alto, California, ganando control sobre una porción incluso más grande de los bienes globales, la red social se ha encontrado en una posición tenue y culturalmente incómoda: cómo determinar un único estándar de lo que es y no es aceptable, y aplicarlo uniformemente desde Maui hasta Marruecos.

Para Facebook y otras plataformas por el estilo, incidentes como las corridas de toros traicionan una dificultad existencial incluso más grande: ¿cómo se puede imponer un solo marco moral en un vasto y variante mosaico de comunidades globales?

Si se pregunta a Facebook esta pregunta, el gigante de las redes sociales negará haber hecho tal cosa. Facebook dice que sus estándares de comunidad son inertes, universales y agnósticos al espacio y el tiempo. El sitio no avanza en ninguna cosmovisión, reclama, además de la opinión no controversial de que las personas se deben conectar en línea.

"Todos los días, las personas entran en Facebook para conectarse con personas y temas que les importan", dijo una vocera en una declaración. "Dada la diversidad de la comunidad de Facebook, esto significa que a veces las personas comparten información que es controversial u ofende a otros. Esta es la razón por la que realizamos estándares de comunidad globales que explican lo que se puede y no se puede hacer en nuestro servicio... Trabajamos duro para alcanzar el correcto balance entre permitir la expresión y proveer una experiencia segura y respetuosa".

Facebook ha modificado sus estándares varias veces en respuesta a presiones de grupos de defensa, pero el sitio ha deliberadamente oscurecido esas ediciones, y el proceso por el cual Facebook determina sus líneas de acción se mantiene obstinadamente obtuso. Por encima de eso, al menos algunos de los trabajadores con contratos de bajo nivel que hacen cumplir las reglas de Facebook están en las regiones, o al menos en la misma zona horaria, que el contenido que moderan. El personal de moderación de la red social trabaja en 24 idiomas las 24 horas del día.

En respuesta a las recientes críticas que Facebook ha manejado mal las solicitudes de baja de usuarios del Oriente Medio, el director de políticas de Facebook para la región aseguró a los usuarios que "todos los reportes son gestionados por equipos de personas muy entrenadas plurilingües e imparciales", incluyendo hablantes nativos de hebreo y árabe, quienes seguramente entienden los problemas particulares de la región.

Y, aún así, los observadores se mantienen profundamente escépticos de las reclamaciones de Facebook que de alguna manera es neutral en valores y globalmente inclusivo, o que los principios que lo guían son solamente el "respeto" y la "seguridad". No hay duda, dijo Tarleton Gillespie, investigador principal en Microsoft Research en New Ingland, de que la compañía sostiene un marco moral específico, uno que es menos del mundo que de Estados Unidos, y menos de Estados Unidos que de Silicon Valley.

Si se estudian los estándares de comunidad de Facebook, al ir para atrás hasta el olvidado momento en que los usuarios votaban por su versión favorita, el sitio siempre ha errado hacia el lado radical de la libertad de discurso, la opacidad corporativa y una cierta mojigatería americana: sus valores son aquellos de la web temprana, moderados por el conservadurismo capitalista.

Los valores que Facebook articula no son siempre aquellos que hace cumplir. Debajo de esos estándares de alto nivel se desconocen miles de trabajadores forzados a interpretarlos, y debajo de ellos están los usuarios auto delegados juzgando los contenidos de sus amigos. Entre la orientación demostrada del sitio hacia los Estados Unidos y las capas más bajas de ofuscación, puede haber poca duda de que los valores que Facebook termina imponiendo a su comunidad de 1.55 mil millones de personas no son aprobados por muchos, tal vez la mayoría, de ellos.

De alguna manera, parece que solo notamos la imposición cuando hay una falla de la máquina: ¿no puedo usar un nombre tribal en Facebook? ¿El sitio difama las corridas de toros? ¿Cómo se atreve esta compañía privada a imponerme valores globales?

Este no es un mero problema de Facebook: Gillespie, el investigador de Facebook, lo llama la "paradoja básica" insoluble de todas las compañías de internet: son privadas y tienen sus propios motivos corporativos, pero pero están llamados a vigilar discurso público. Por desgracia, su público se vuelve más diverso, las visiones globales de la comunidad y sus sponsors corporativos parecen alinearse menos y menos.

En 2013, ocho de las top diez propiedades de la web estaban basadas en Estados Unidos, y 81% de sus usuarios estaban fuera del país (Por lo menos, hay una razón estadística convincente por qué Google, Amazon.com, Facebook y Apple, calificados colectivamente con el acrónimo "GAFA", han sido llamados el nuevo rostro del "imperialismo cultural estadounidense").

Facebook nunca hará feliz a nadie, por supuesto; tampoco nadie sugiere que debería. Pero en un mundo mejor, la red social más grande al menos admitiría que no es imparcial, un observador neutral de los valores. Después de todo, cada pequeña cosa que Facebook hace, desde comulgar por una comunidad global hasta agregar seis palabras extra en un cuadro de diálogo, reformula el espacio público de sus usuarios.

"El mito de la red social como un espacio neutro se está desplomando, pero todavía es muy poderoso", dijo Gillespie. "Para que Facebook finalmente diga 'Sí, construimos la vida social en línea, construimos el discurso público', eso sería muy importante, pero para ellos, peligroso".

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