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El Galaxy Note 7 ha muerto

Samsung anunció la muerte definitiva del producto que había sido llamado a romper moldes
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12 de octubre de 2016 a las 05:00
Samsung anunció que detuvo la producción de los Galaxy Note 7. No se trata de una simple suspensión de las ventas y de la producción: lo que se decidió fue la muerte definitiva del dispositivo que, hasta hace dos meses, estaba llamado a romper moldes. El quitarse la fama de fabricar "teléfonos que explotan" posiblemente persiga a la empresa durante un tiempo.

La empresa había anunciado a comienzos de setiembre la retirada de 2,6 millones unidades de su teléfono inteligente insignia luego de numerosas denuncias de que los teléfonos habían ardido. Hasta la fecha se estiman más de 100 casos, aunque de manera oficial se han reconocido unas 35 unidades.

Ayer, la empresa finalmente decidió desechar de forma definitiva el dispositivo. Se trata de una decisión sin precedentes en el mercado de la telefonía.

"Hemos decidido detener la producción y las ventas del Galaxy Note 7 para considerar primero y sobre todo la seguridad de nuestros consumidores", dijo Samsung en un comunicado.

El anuncio provocó que las acciones de la compañía cayeran 7,5% ayer en la principal bolsa coreana.
Parece mentira que se esté hablando de un miembro de la familia Note, la que debutó en 2011 destacándose de la competencia desde el inicio. El mismo Note 7 traía un S Pen recargado, reconocimiento de iris como medida de seguridad y la resistencia al agua y al polvo.

La decisión de Samsung de retirar el Note 7 de las tiendas por segunda vez en menos de dos meses no solo genera nuevas dudas sobre el control de calidad de la empresa, sino que podría generar un enorme costo financiero y reputacional. Todos los nuevos lanzamientos de Samsung serán mirados con lupa en el futuro, para empezar, el próximo Galaxy 8, esperado para comienzos de 2017.

Lo cierto es que no se tienen muchas referencias de casos similares. Apple tuvo algunos problemas de cobertura con el iPhone 4 y pasó por el incidente de los iPhone 6 que se doblaban, pero ni de lejos fue algo tan grave como la agonía que ha sufrido el Note 7. En la lista de los mayores fracasos tecnológicos en el área móvil no hay un caso semejante. Fuera se puede encontrar alguna similitud con los hooverboards, el regalo de moda en 2015 que también acabó en llamas. Los aeropatines fueron retirados de la venta por Amazon y prohibidos por las líneas aéreas.

Fuego interior

El dispositivo lanzado en agosto estaba diseñado para competir contra el último iPhone de Apple por la supremacía en el mercado de móviles de gama alta. Bien recibido por la crítica, su primer problema fue una enorme demanda de dispositivos que superaba la oferta. Pero a pocos días del lanzamiento, las imágenes de dispositivos Note 7 carbonizados comenzaron a aparecer en redes sociales, en el primer síntoma de que algo funcionaba mal.

La empresa no comentó inmediatamente sobre si había identificado el origen del fuego en los dispositivos de sustitución, aunque responsables en Seúl dijeron que estudiaban varias posibilidades, entre ellas las baterías. Más tarde admitió problemas en "las celdas". La sobrecarga de la batería del dispositivo hacía que se recalentara.

Una de las razones más comunes por las que las baterías pueden explotar es debido a errores en el proceso de carga. Dentro de los dispositivos que dependen de las baterías hay un software que les dice exactamente cuánto deben ser cargadas las baterías y qué tan rápido. Si esos protocolos no están configurados correctamente, se pueden desestabilizar algunos productos químicos dentro de la batería y causar una reacción en cadena que puede dar lugar a incendios o explosiones. El sobrecalentamiento también puede causar explosiones, así como la fabricación de mala calidad o tratamiento tosco por parte del usuario.

La crisis del Galaxy Note 7 ha sido tan sonada que varias aerolíneas emiten un mensaje antes de despegar instando a todos sus usuarios a apagar el dispositivo, y animando a todos los pasajeros a alertar a la tripulación en caso de que vean humo o chispas.

El pasado 5 de octubre un Galaxy Note 7 se incendió en un avión de la aerolínea Southwest que estaba a punto de despegar desde Louisville en Kentucky (Estados Unidos), lo que obligó a la evacuación de la aeronave. El terminal era uno de los nuevos que Samsung reemplazó para paliar los fallos de los primeros que la compañía sacó al mercado. La situación era límite.

La moraleja

¿Puede tener todo esto una lectura positiva? Para Samsung parece que no. El Note 7 es, simplemente, uno de los mayores fracasos tecnológicos de los últimos años. Para los consumidores, las empresas deberán hacer más pruebas antes de sacar un móvil al mercado, independientemente de las presiones por llegar primero que la competencia.

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