Con el 2015 a la vuelta de la esquina, la gente de 1900 podría sentirse decepcionada porque todavía no existen los viajes de ocho horas a la luna, pero muchas acciones cotidianas ya habían sido adelantadas por los artistas encargados de imaginar el futuro.
Las obras de Jean Marc Côte para la
Exposición Universal de París de 1900 y las postales de los chocolates Lombart de 1912 vaticinaron, entre otras tecnologías, una rudimentaria videoconferencia que predice a
Skype y hasta un cartero volador que puede asimilarse a un drone para envíos a domicilio.
Côte, por ejemplo, imaginó un cartero volador que llevaría la correspondencia a las zonas rurales. Más de 100 años después, Amazon y DHL ya probaron
drones para envíos. La empresa de correo utiliza el
“parcelcopter” para despachar medicamentos a una isla alemana. Facebook también está interesado en utilizar drones para llevar conexión WiFi a los lugares más aislados del planeta.
La serie de seis tarjetas confeccionadas a pedido de Lombart se llamaba “En el año 2012” y mostraba diversas formas tecnológicas de pedir chocolates en el futuro. La más cercana al presente es la videoconferencia entre unos padres y su hijo en un país asiático. Hace tiempo que eso es posible gracias a Skype, entre varias herramientas.
Otras ilustraciones anticipaban al tren bala, la utilización de helicópteros por policías y bomberos,
robots para las tareas domésticas, la mecanización del campo y distintas opciones para mejorar la estética sin esfuerzo. Otras todavía no se materializaron: todavía no hay ballenas que dirijan ómnibus acuáticos… pero quién sabe lo que nos deparará el 2115.