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El futuro en piloto automático

Los vehículos autónomos están en camino, ¿pero estamos listos? Las posibles ramificaciones de su masificación
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14 de octubre de 2017 a las 05:00
Los vehículos autónomos son una de las principales apuestas a futuro en el mundo de la tecnología y la innovación. Y, si bien ya hay grandes compañías trabajando en este ámbito, por el momento aún se encuentra en una etapa bastante incipiente.

La gran mayoría de los autos no tiene características de automatización o si las tienen son muy limitadas (ver Autonomía). Hay algunos prototipos en la vía pública (Uber completó recientemente 30 mil viajes de prueba) pero es probable que no se puedan comprar en las concesionarias en los próximos 10 años. Por este motivo es que, si bien se pueden hacer ciertas estimaciones acerca del efecto inmediato que tendrá esta tecnología, es mucho más difícil predecir cuáles serán sus efectos a largo plazo.

En ese sentido, el ingeniero en informática José Lamas dio una charla durante el Encuentro GeneXus titulada Vehículos autónomos y efectos en cadena, en la que mencionó varias de las posibles ramificaciones que tendría la masificación de los automóviles sin conductor.

Errar es humano

"Hay un millón de muertes por año debido a accidentes de tránsito y se estima que el 90% de estos se deben a errores humanos", aseguró el ingeniero. Lógicamente, eliminar la intervención humana significa reducir las fallas humanas y, por tanto, reducir el costo de vidas.

Pero, a su vez, esto tendría otras ramificaciones. Reducir la cantidad de accidentes también disminuiría la necesidad de servicios de emergencias, asistencia médica, seguros por accidente y talleres mecánicos.

También implicaría un cambio en el diseño de los automóviles. Después de todo, estos están estructurados sobre la premisa de que hay un conductor humano y de que, además, puede tener accidentes. En la medida en que estos dos elementos dejan de ser ciertos, el diseño puede cambiar completamente.

No solamente en aspectos obvios como eliminar el volante, los pedales, los espejos y controles, sino también en que dejarían de ser necesarios elementos de seguridad como los airbags y los paragolpes, entre otros.

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Un mismo destino

El tránsito también cambiaría sustancialmente con los vehículos autónomos, especialmente en lo que refiere a los embotellamientos. Hoy en día existen aplicaciones que sugieren al usuario cuál es la ruta menos congestionada para ir a determinado lugar. En el caso de los coches autónomos, estos no solo podrían conducirse a sí mismos sino que también tendrían la capacidad de coordinarse con otros. Se podría generar una red de vehículos interconectados y pensando entre sí. Esto generaría que, de común acuerdo, los autos elijan las mejores rutas para todos.

"Si todos los caminos conducen a Roma, no hace falta que vayamos todos por el mismo", sostuvo Lamas. Esa red de autos interconectados podría repartir los vehículos en distintos caminos y así evitar la congestión de las rutas principales.

Pero una eventual coordinación de autos inteligentes tiene el potencial de ir mucho más allá, al punto que se volverían obsoletas las señales de tránsito. "En un mundo en el que los autos se manejan solos y pueden coordinarse entre ellos, probablemente no se necesitarán luces, carteles ni el protocolo de frenar de un lado para que pasen los del otro", explicó.

Reinventando el espacio

Uno de los principales problemas de las grandes ciudades es el estacionamiento. En primer lugar, por el hecho de que tanto el espacio como su construcción son muy costosos. Pero, además, porque entorpece el tránsito.

"Gran parte de la congestión que se genera en los grandes centros urbanos es debido a gente que está buscando un lugar para estacionar", dijo el ingeniero.

Ahora, en un mundo en el que el vehículo puede dejar al usuario en la puerta del trabajo, luego se estaciona por sí mismo y vuelve a buscarlo a la hora indicada, estacionar cerca del lugar deja de ser una necesidad. Esto afectaría enormemente la concentración de vehículos en las veredas, lo cual a su vez ampliaría el espacio para la circulación.

Pero, así como ocurre con la concentración de vehículos, podría afectar de manera similar a la concentración de personas.

"Si tengo 15 o 30 minutos para ir al trabajo pero voy de una forma cómoda, quizá no me importe tanto vivir más lejos", afirmó Lamas.

Y, en la medida en que la gente tenga más facilidad para desplazarse (y eliminada la estresante dificultad del estacionamiento), podrían empezar a surgir lugares de interés (centros comerciales, pubs, restoranes) en zonas más alejadas.

"El Uber de Uber"

La empresa de transporte privado Uber transformó la industria al punto de que se habla de una "uberización de la economía". Según Lamas, los coches autónomos podrían revolucionar este esquema al punto de convertirse en "el Uber de Uber". Esta tecnología podría cambiar por completo el modelo de negocios de las empresas de transporte on demand.

El primer punto fundamental es la reducción de los costos. "Aproximadamente, el 75% del costo de un servicio de Uber es el conductor. Por lo tanto, si bajan ese costo, va a ser mucho más barato el servicio", afirmó Lamas.

A esto se suman los costos de seguros y reparaciones que, en teoría, también bajarían en este tipo de vehículos.

Por otro lado, se sumaría un factor que hasta ahora no forma parte de la ecuación de estas empresas: el vehículo. Hasta ahora, parte de la gracia del modelo de negocios de Uber es que no tiene que invertir en los autos. Con este nuevo modelo, la compañía tendría que hacerse cargo de fabricar sus propios vehículos autónomos o trabajar en conjunto con algún fabricante.

No todo son rosas

Por supuesto, un futuro en el que los coches autónomos son moneda corriente también tiene sus puntos en contra.

Para empezar, un vehículo sin conductor no tiene una persona directamente responsable de lo que en este ocurra. Esto abre un panorama de vacíos jurídicos y dilemas morales nada fáciles de resolver.
Pero el problema de las responsabilidades no pasa solo por encontrar culpables, sino también por quién decide qué es lo mejor o, en algunos casos, cuál es el mal menor.

En circunstancias extremas, el vehículo tendría que tomar rápidamente la decisión de a quién salvar, qué vida priorizar y cuál sacrificar. Debe evaluar los escenarios y desenlaces posibles y optar por uno, el que entienda que es el "menos malo".

En esa situación ya no se trata de pedirle al auto que decida por nosotros cuál es la ruta más corta o la menos congestionada. Estamos dejando una decisión de vida o muerte en manos de la inteligencia artificial.

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No solo autos

Por último, el ingeniero Lamas remarcó que, cuando se habla de vehículos, no solo se habla de autos. También existen los vehículos dedicados al agro. Estos también podrían sufrir esta transformación hacia la automatización.

Además, si pensamos en todas las ramificaciones debemos considerar también objetos que hoy no son vehículos pero en un futuro podrían serlo. Lamas puso el ejemplo de las valijas, que ya tienen ruedas pero no se trasladan por sí mismas.

"Las valijas podrían convertirse en vehículos inteligentes. En vez de tener que ir el usuario a buscarla, la valija irá al usuario", planteó.

Las posibilidades son casi infinitas y es importante analizarlas puesto que, por más que los coches autónomos aún no sean una realidad cotidiana, están cada vez más cerca de serlo.
"Es una ruta que no tiene retorno y que puede transformar el mundo de forma drástica, por lo cual debemos estar atentos", concluyó.

Niveles de autonomía

  • Nivel 0: El vehículo no tiene ningún sistema automatizado que le permita tomar el control.
  • Nivel 1: Los coches incluyen sistemas como el control de crucero o la tecnología para mantenerse en el carril.
  • Nivel 2: El vehículo puede denominarse semiautónomo. El conductor debe permanecer en alerta por si en algún momento tiene que tomar el control del auto.
  • Nivel 3: Los vehículos pueden circular de forma autónoma en entornos controlados, como autopistas. En este nivel podría encontrarse el sistema Autopilot de Tesla.
  • Nivel 4: Pueden circular sin supervisión del conductor en áreas acotadas donde tengan suficiente información para no depender del conductor.
  • Nivel 5: La conducción autónoma es completa. Gracias a la tecnología, el vehículo podrá reaccionar ante cualquier imprevisto.

Principales empresas

Tesla
La compañía de Elon Musk apuesta fuertemente a sus coches autónomos. El empresario estima que, en dos años, los conductores podrán dormir mientras viajan.

Apple
Si bien la empresa inicialmente tuvo intenciones de desarrollar sus propios vehículos, luego dio marcha atrás y pasó a centrarse en el software de los sistemas autónomos.

Google
De las empresas que apuestan a esta tecnología, probablemente sea la que está más avanzada. Hace pocos meses abrió inscripciones para pasajeros de sus vehículos.

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