Una
investigación publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) relaciona experiencias infantiles adversas con un mayor desgaste fisiológico una vez que las personas que las han sufrido alcanzan la edad adulta.
El ambiente psicosocial estresante para el niño, ocasionado por diferentes problemas familiares como la separación de sus padres por divorcio o muerte,
enfermedades psiquiátricas o problemas con la justicia, guarda relación con peores datos de salud en las siguientes décadas de su vida, en particular, los indicadores de presión arterial, los triglicéridos o el cortisol, según los datos de un estudio que incluye a más de 7.500 británicos nacidos en 1958, informó el
Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
Los investigadores de la Universidad Paul Sabatier de Toulousse (Francia) han tomado los datos del
National Child Development Study, un estudio que incluyó a miles de personas nacidas durante una semana de 1958 en Gran Bretaña, sobre los que se ha hecho un seguimiento a lo largo de sus vidas, analizando diferentes parámetros sociales y de salud. Entre estas personas, que en 2015 cumplirán 57 años, se seleccionaron 3.782 mujeres y 3.753 hombres para este trabajo.
La autora del estudio,
Cristina Barboza Solís, explicó que “los niños que han sufrido una adversidad tienen en promedio en su vida adulta un nivel socioeconómico y educativo más bajo”. Por otra parte, “son más propensos a adoptar comportamientos de riesgo para salud, como fumar,
consumir alcohol o tener un índice de masa corporal superior”.
Entre los hombres que presentaron adversidades precozmente, las principales conductas de riesgo para la salud medidas en diferentes décadas de su vida (por ejemplo, a los 23, 33 y 44 años) han sido
fumar, un bajo nivel educativo y un bajo patrimonio económico. Entre las mujeres que también atravesaron algún trauma infantil, además de estos mismos parámetros, destaca un índice de masa corporal elevado.
En ese sentido, “reconocer la infancia como un periodo de oportunidades en términos de salud sería crucial para la creación de nuevas políticas de salud pública a nivel poblacional”, dijo Barboza Solís.
Vía SNIC