Entre tanto juego ambientado en mundos posapocalípticos preferentemente infestados de zombies, la llegada esta semana de
Pikmin 3 es como una brisa primaveral tras un largo invierno con frío polar.
Pikmin 3 es la apuesta más fuerte de Nintendo desde que lanzó
su consola de última generación Wii U, el año pasado. Se trata de la continuación de la saga de estrategia en tiempo real creada por el mismísmo Shigeru Miyamoto, quien tiene en su currículum el desarrollo de franquicias de la altura de
Mario Bros.,
Donkey Kong y
The Legend of Zelda.
Nueve años habían pasado desde el lanzamiento de la última versión de
Pikmin, nombre que también llevan los pequeños extraterrestres orgánicos que conforman la mano de obra del jugador. En el caso de
Pikmin 3, el usuario controla tres exploradores (y no uno) del planeta Koppai, quienes llegan a otro llamado PNF-404 con una misión muy concreta: reunir comida y llevarla a su lugar de origen, donde los habitantes están quedándose sin recursos naturales.
Para lograrlo, los tiernos y serviciales pikmins construirán puentes, pelearán contra los depredadores y cargarán frutas, entre otras tantas tareas que se les pueden ordenar durante el día. Porque cuando llega la noche y la oscuridad se apodera del planeta, estas adorables criaturas no tienen cómo huir de los peligros que los acechan, a menos que el jugador los lleve a tiempo a su nave para protegerlos.
Existen distintos tipos de pikmins, cada uno con habilidades específicas necesarias para los variados desafíos que se presentan en la exploración de PNF-404.
Es en este recorrido donde las ventajas y debilidades de la consola Wii U más se notan. El novedoso control GamePad, una suerte de cruza entre
joystick y tableta con 6,2 pulgadas de pantalla, es usado para desplegar el mapa con toda la información sensible (ubicación de la tripulación y de la comida, por ejemplo). Por eso, en caso de estar compitiendo en modo multijugador, quien esté usando el GamePad tendrá la delantera.
De todos modos, la competencia no es lo más interesante de
Pikmin 3. El usuario que esté buscando un desafío más vertiginoso tendrá que salirse de la historia principal y jugar en el modo por misiones, donde el tiempo, las habilidades y la estrategia se vuelven cruciales para ganar.
Lo que atrapa a grandes y chicos es la exploración de ese planeta verde tan distinto y a la vez extrañamente familiar a la Tierra, con la incondicional compañía de esas criaturas mitad planta, mitad bicho. Es un mundo naíf pero con peligros mortales acechando, donde solo la rapidez y astucia del usuario podrán salvar a los exploradores y su ejército.
Porque toda la ternura y gratitud que despiertan los pikmins es también fuente de culpa cuando uno los ve morir en una misión difícil o cuando la noche los toma por sorpresa lejos de la nave.
Pikmin 3 prueba que los videojuegos también son capaces de generar una genuina sensibilidad.