Las personas
compran cada vez más por internet para acceder a una mayor variedad de productos. La razón es sencilla: con un clic se evitan una visita al comercio, donde muchas veces no encuentran el producto deseado o no hay talle ni stock, y donde muchas veces hay vendedores malhumorados que desempeñan sus tareas con poco entusiasmo.
Según datos de la consultora digital eMarketer, la facturación mundial de este sector del mercado alcanzó los US$?22.492 billones en 2014, lo que representó el 5,9% del valor del comercio mundial.
De todas formas, esta práctica tiene algunas particularidades a las que hay que prestar atención para disminuir sus ventajas.
Esperar la oportunidad
Es muy común que cuando los usuarios se enfrentan a la
compra de un producto en internet tiendan a aceptar la primera oferta, la cual no siempre es la mejor ni la más económica. El flujo de productos en la web es, además, bastante activo, por lo que un mismo artículo puede aumentar o reducir su precio en tan solo unas horas. Para evitar dolores de cabeza existe la web
Camelcamelcamel.com, la cual ofrece un monitoreo constante sobre la mercadería y analiza la evolución de su precio. El sitio presenta gráficas para que no haya dudas de si el precio se mantiene estable o si se modificará en el corto plazo.
Comparar las posibilidades
Comparar precios y productos en internet es más fácil de lo que parece. Aunque el usuario corre con la desventaja de que no tiene el artículo en frente, cada vez las descripciones de los vendedores son más acertadas y las fotos más verídicas. Lo mismo sucede con los precios. Solo hay que entrar en la plataforma
Savings.com, la cual asegura que puede encontrar el precio más barato de un producto según el distribuidor y el sitio de venta.
Ahorrar en envíos
El envío del paquete es un mundo aparte dentro del universo de las
compras por internet. A veces, la adquisición de productos en países extranjeros genera un gasto adicional que incluso puede superar el precio original de la compra.
Una alternativa posible es
Canubring.com, una red social de origen chileno que posee miles de afiliados en todo el mundo y que se basa en la confianza entre los usuarios.
Su principal función es la de conectar personas: un comprador y un transportador. El usuario se suscribe en el sitio y busca a otro usuario que pueda hacer un hueco en la valija para traer el artículo desde alguna parte del mundo por un precio acordado previamente entre ambas partes.
Acotarse al presupuesto
Estudios científicos han demostrado que la tristeza, el aburrimiento o la euforia pueden llevar a algunos usuarios a comprar de forma compulsiva artículos que realmente no son necesarios. A raíz de esta problemática surgió
Fintonic, una aplicación para llevar de manera más organizada y responsable el presupuesto del hogar y las cuentas asignadas a cada área: electrónica, libros, ropa, comida, entre otros rubros.
Fintonic puede usarse desde cualquier computadora o en sus versiones móviles para iOS y Android.