Conocer el mundo es el sueño de muchos y los estudiantes de Arquitectura de la Universidad de la República tienen la posibilidad de hacerlo en su viaje de fin de carrera. Antes iban acompañados de pesadas guías impresas en papel, elaboradas por sus docentes. Ahora, lo hacen con su Moleskine digital, una tableta “curada” por los profesores que les da información de
dónde ir, qué hacer y cómo.
En un período de alrededor de ocho meses, los estudiantes recorren Asia, África, Norteamérica y Europa, en busca de la experiencia real de encontrarse frente a los edificios que estudiaron durante toda la carrera. Para ello venden sus populares rifas que financian los
gastos. La Moleskine digital –como ellos le denominan– es una tableta inspirada en la icónica libreta de marca italiana que, según la leyenda popular, usaron Vincent van Gogh, Pablo Picasso, Ernest Hemingway y Bruce Chatwin.
La guía que se llevaron
los estudiantes de la generación 2008, que ahora están haciendo su viaje, consiste en archivos digitales que están divididos por países. Cada uno de los capítulos contiene información sobre
cada lugar de interés arquitectónico. Esto no funciona solo para los estudiantes de Arquitectura: cualquiera los puede descargar del sitio
farq.edu.uy/viaje2015.Dentro de la guía, cada edificio tiene un código, que luego se puede encontrar cargado en una aplicación de mapas dentro de la tableta. De esta forma, no hay lugar a confusiones. En países asiáticos, donde las barreras culturales se hacen más fuertes, suele ocurrir que los nombres de los lugares resultan confusos. Con estos códigos,
los viajeros no tienen problema para encontrarlos, explicó a
Cromo el arquitecto y profesor del Departamento de Informática Aplicada al Diseño, Fernando García Amen.
Guía offline
La tableta es pequeña, liviana y sus 32 gigabytes están llenos de contenidos. El modelo elegido es de la marca BQ, ya que resultó ser la tableta con mejor procesador y memoria que se encontró en el mercado por el precio que el grupo organizador estaba dispuesto a pagar
(ver recuadro).
En total, los mapas ocupan 12 gigabytes. Esto se debe a que están descargados en la tableta de forma que los estudiantes puedan usarlos sin conexión a internet, que es un bien escaso y costoso en
muchos países.
Si los viajeros le instalan además un chip 4G pueden aprovechar las antenas de telefonía móvil locales para encontrar su ubicación en ese mapa. Si un estudiante va caminando por Nueva York y quiere saber dónde se encuentra el Empire State, no tiene más que abrir la aplicación y esta le marcará su ubicación y la del edificio en un punto del mapa.
“Es la alternativa que encontramos para no
tener que pagar roaming ni depender del wifi”, apuntó García Amen, quien trabajó en la propuesta de viaje para la generación 2008, la primera en usar estas tabletas educativas.
La idea de que la información esté en un dispositivo parte de la intención de hacerla
accesible a todos, incluso a quienes no tuvieran un smartphone.Pero la información también se puede desacargar en un teléfono inteligente. En total, de las 307 personas que viajaron –según el sitio web de la facultad– alrededor de 200 se llevaron la tableta. Los grupos de viaje también incorporaron este año un GPS para los momentos en que tienen que hacer ruta. Las guías contienen las coordenadas de cada lugar para también encontrarlas en el dispositivo.
De libros, blogs y películas
Para acompañar al viajero en cada destino, la tableta contiene libros ordenados por lugar. Cuando viajan a México pueden leer a Laura Esquivel, cuando llegan a Japón a Haruki Murakami y así en el orden del recorrido. Además, tiene algunas películas cargadas que representan conceptos de algunos de los países a los que van a viajar, elegidas por los docentes.
Otra pata importante del viaje son las familias, que se quedan en Uruguay. A través del
sitio web del viaje los estudiantes envían a los familiares, suscritos a un boletín de noticias, fotos de los lugares que visitaron y narran la experiencia en una bitácora de viaje.
La guía de viaje
La tableta que usan los viajeros este año es una Elcano 2 de la marca BQ. Cada una de ellas costó alrededor de US$ 240.
Se trata de un dispositivo con un procesador Quad Core, con una pantalla de siete pulgadas y resolución de 1280 por 800 pixeles. Pesa 330 gramos, casi lo mismo que el iPad mini con conexión wifi y móvil, que pesa 312 gramos. La tableta permite además pasar fotos a discos duros que contengan una tarjeta.
Para los próximos años, García Amen espera que se pueda desarrollar una aplicación propia para el viaje y usar tabletas con mejores prestaciones, así como más memoria interna. En este caso, la Elcano 2 tiene 32 gigabytes.