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El bullying en la era de las redes

¿Cómo actuar frente al ciberacoso en niños y adolescentes?
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09 de julio de 2016 a las 05:00
Todo puede empezar con una broma que se pasa de la raya. Cuando esa broma se da en la escuela o en el liceo, puede solucionarse con unas disculpas cara a cara, pero cuando llega a las redes sociales ya es un problema. Esa foto de mal gusto, ese sobrenombre denigrante o esos insultos reciben "Me gusta", se comparten y reciben comentarios. Entonces, eso que se hizo como producto de una malicia del momento se convierte en un fantasma. En vez de recibir un "enano feo", ese chico recibirá 20 o 30 con cada comentario, "Me gusta" y cada vez que se comparta.

Lo que pasa es que los chicos no son totalmente conscientes del impacto de lo que postean en las redes sociales, ese mundo que tiende a tomarse como "efímero", pero en el que cada una de las cosas que se dice y se hace son archivadas para la posterioridad. Sí, uno puede borrar lo que publica en su muro, pero simplemente una compartida o una captura de pantalla inmortalizan eso que pretendía ser algo momentáneo.

Una analogía que los chicos entienden es que deben comportarse en el mundo digital de la misma manera que lo harían en el mundo físico

Hace tiempo que las redes sociales se convirtieron en uno de los ámbitos de socialización por excelencia, pero el control que existe sobre ellas es limitado. Lucas Paus, investigador en la empresa de seguridad informática ESET, dijo a Cromo que los padres deben educar a sus chicos acerca de la seguridad en el mundo cibernético. "Ellos no se imaginan que, por ejemplo, es muy fácil para una persona adulta o para otro chico hacerse pasar por alguien que no es", explicó.

Paus señaló que una de las maneras en la que los chicos entienden mejor cómo comportarse en internet es comparándolo con el mundo físico. Es decir, si no insultaría a un compañero en la cara, no es menos grave hacerlo en internet. "Los chicos tienen la sensación de que en internet la otra persona no siente lo que están diciendo porque no la ven, pero las repercusiones son peores porque esos comentarios se viralizan y se multiplican", apuntó.

En datos

Ciberbullying infografía
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Existen varios estudios que dan cuenta del alcance del ciberbullying tanto a nivel regional como local. ESET realizó una encuesta en Latinoamérica, de la cual se pudo extraer que 30,7% de los jóvenes encuestados dijo haber sufrido alguna vez de hostigamiento en redes sociales, por mail o en sitios web. Además, que las formas más comunes de ciberacoso son las burlas, los insultos, los apodos denigrantes, las amenazas y la difamación. Y que los medios más utilizados para esto (según 82,7% de las respuestas) fueron Facebook, Twitter y Google+.

Y no es una práctica que solo sea evidente para los agresores y las víctimas. Uno de cada tres encuestados dijo haber denunciado alguna situación de ciberacoso y 93% de los que fueron testigo de algún caso dijeron que se dio en redes sociales.

Paus agregó que otros estudios también arrojaron que 77% de los padres está pendiente de que existe esta problemática. "Está bueno que la gente entienda que puede pasar, porque hace cuatro o cinco años si alguien decía ciberbullying pocos lo entendían", opinó. "Lo que también es cierto es que uno de cada cuatro chicos recibió algún tipo de ciberbullying y muchas veces en las escuelas los maestros no están al tanto para tratarlo", comentó a Cromo.

Otro estudio llevado a cabo en 2014 en Uruguay por el docente, investigador y psicólogo Juan Carlos Noya y apoyado por el Consejo de Educación Secundaria y Unicef reveló que 10% de los alumnos encuestados fueron víctimas de agresiones a través de redes sociales alguna vez, aunque para que sea considerado ciberbullying tiene que darse en un período de tiempo prolongado; esto se dio en el 2% de los casos. Según Noya, los resultados demostraron que uno de los mecanismos más comunes es la exclusión, es decir, crear grupos y dejar a ciertos compañeros de lado, haciéndoles saber que no están incluidos.

Además, Noya explicó que Facebook era una de las redes en las que más se daban las agresiones en 2013 y 2014, pero es posible que WhatsApp hoy sea uno de los medios más utilizados para las prácticas de exclusión.

Lo que más resaltó en el estudio, según Noya, fue la cantidad de tiempo que los adolescentes uruguayos dedican a las redes sociales. "Cuando les preguntamos qué es Facebook para ellos, una de las respuestas fue 'es la vida' o 'mi estado de ánimo depende de la cantidad de Me gusta que logra mi publicación'", apuntó Noya.

"La relevancia que tiene para la identidad del adolescente, su vivencia virtual, es un tema que a las generaciones más grandes se nos escapa un poco, son ámbitos muy desconocidos y tenemos que aprender", agregó.

Síntomas

Es importante que los padres estén atentos a las diferentes señales que sus hijos pueden presentar si son víctimas de ciberacoso. ESET realizó una lista de actitudes a las cuales estar atentos. Una de ellas son los cambios de ánimo y respuestas agresivas o evasivas a preguntas normales, especialmente después de haber estado utilizando internet. También debe ser un llamado de atención la eliminación de sus cuentas de redes sociales, el alejamiento de los amigos y la familia en el mundo real y los cambios físicos drásticos (pérdida de peso, de apetito o de sueño), así como las excusas repetidas para no ir a la escuela.

A esto, Paus agregó que cuando los chicos son víctimas de ciberbullying se lo dicen a algún adulto en la escuela (que es uno de los ámbitos en los que comienza el acoso) o a un hermano; no siempre recurrirán a los padres, por lo cual también es importante estar atentos en estos frentes.

"Los chicos tienen la sensación de que en internet la otra persona no siente porque no la ven, pero las repercusiones son peores", dijo Lucas Paus

Si bien es importante detectar un caso de víctima de forma temprana, Paus señaló que, aunque es un poco más difícil, también hay que detectar a los agresores, ya que existe una gran chance de que estos sean víctimas de agresiones en otros ámbitos. Esto puede detectarse cuando se nota que existe saña de un chico hacia un compañero, más aun cuando es un grupo contra una sola persona, cuando se es injusto y desmedido, cuando se supera la línea de la broma y se pasa a la humillación.

Talleres y leyes

El ciberbullying es un fenómeno tan o más complicado que el bullying, según Noya. Esta complejidad radica en que las agresiones no se dan dentro de los límites del centro educativo, sino en esa tierra de nadie que es el mundo virtual. Noya apuntó que la mayor dificultad es la falta de un marco legal que regule este tipo de comportamientos.

Algunas instituciones educativas, principalmente las privadas, establecen en el reglamento de convivencia que el elemento vinculante entre un alumno que agrede a otro, en el medio que sea, es la institución educativa, y esta puede actuar. "Si yo sanciono a dos chicos que se pelearon en redes sociales, los padres hablan con el Consejo de Educación Secundaria y yo no tengo otra que levantar la sanción, porque no existe un marco legal que permita sancionar por algo que no sucedió dentro del liceo", ejemplificó.

Ciberbullying
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De todas maneras, el docente señaló que lo que están haciendo muchas instituciones es trabajar en talleres preventivos, que orientan a los chicos sobre las conductas en las redes sociales. Noya considera que estos talleres son positivos, pero que debería existir un plan que los sistematice para que sean comunes a todos los estudiantes. Noya cree que un espacio ideal es la asignatura de informática, por la que pasa la gran mayoría de los alumnos de primero y segundo de secundaria de todo el país.

Sin embargo, el psicólogo sostuvo que existe un problema de fondo más profundo relacionado con el proceso de socialización de los menores de las últimas generaciones. "Las generaciones de antes tenían la esquina, el campito, la placita y eso hoy día ya no existe", señaló; y agregó que en algunas instituciones existen talleres de inteligencia social en los cuales se enseña a los chicos cómo responder a las distintas situaciones. Ellos se enfrentan a agresiones y, a veces, el que se convierta en víctima de bullying o no tiene que ver con la forma en que se responde. "Si lo primero que hace es ponerse a llorar, angustiarse, enojarse o reaccionar violentamente, van a seguir agrediéndolo, porque vieron que el objetivo se cumplió", explicó Noya. El psicólogo y docente opinó que la inteligencia social es algo que antes se aprendía naturalmente pero ahora no y lo adjudica a la falta de convivencia social.

El factor de la presencia de los padres también es crítico: en el estudio realizado en Uruguay, los investigadores determinaron que los chicos que eran víctimas de bullying o incluso agresores eran aquellos con padres menos comprometidos en sus vidas, por lo cual podría ser determinante la inclusión de los padres en los talleres antes mencionados.

La ley 19.098, promulgada en 2013, declara "de interés nacional la confección de un protocolo de prevención, detección e intervención respecto al maltrato físico, psicológico o social en los centros educativos de todo el país", que podría llevar a la realidad esta sistematización de políticas que Noya declara que es de suma importancia.

Ciberbullying y finales indeseados

Tyler Clementi Amanda Todd
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Los casos son muchos y nombrar solo un par no es suficiente para demostrar las graves consecuencias de no tratar el ciberacoso con presteza. Sin embargo, la mediatización de los suicidios de Tyler Clementi y Amanda Todd luego de haber sido víctimas de hostigamiento en internet han servido para demostrarle al mundo que las redes sociales no son tan inocentes ni efímeras como se cree.

Tyler Clementi estudiaba en la universidad Rutgers en Nueva Jersey. Su compañero de dormitorio, Dharun Ravi, lo filmó con una cámara web mientras se besaba con otro hombre y difundió el video en Twitter. Las repercusiones de la publicación de ese material lo llevaron a saltar del puente George Washington al río Hudson, donde murió ahogado.

Otro fue el caso de Amanda Todd. Con 12 años obtuvo su primera cámara web, que utilizaba para filmarse cantando. Ese uso cambió cuando se mudó de ciudad y recurrió a sitios de videochat para hacer nuevos amigos. Hoy no es difícil desconfiar de las mentes más perversas de la web, pero la inocencia de Amanda la llevó a mostrar sus senos a un extraño a sus 13 o 14 años, un momento breve que fue capturado y luego difundido en distintas redes sociales a sus compañeros, amigos e incluso su familia. Amanda no solo sufrió la "sextorsión" de su acosador cibernético, sino que se convirtió en el centro de burlas de sus compañeros, que la hostigaron tanto virtual como físicamente. Luego de un primer intento de suicidio, Amanda Todd publicó un video en el que contó la verdad de su caso para mantenerse fuerte y hacer algo al respecto, pero un mes más tarde decidió terminar con su vida.

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