Según los expertos existen dos elementos clave para que un planeta sea habitable: un cuerpo rocoso y agua. Y eso fue
lo que observó un grupo de científicos europeos en los restos de un asteroide fuera del Sistema Solar. Se trata del primer caso en la historia en que se halla un cuerpo de grandes dimensiones y rico en agua fuera de la órbita del Sol, y es un hito ya que sugiere la existencia de exoplanetas habitables.
El hallazgo fue publicado el jueves por la revista estadounidense Science y es un hecho que marca un quiebre: las observaciones anteriores realizadas sobre 12 exoplanetas destruidos cuyos restos orbitaban alrededor de enanas blancas (estrellas al final de la vida que agotaron su combustible nuclear) no habían mostrado la presencia de agua.
Estos restos contienen evidencia química que revela la existencia de este antiguo asteroide rocoso rico en agua", dijo el científico
El estudio se centra en los restos de un asteroide que tuvo al menos 90 kilómetros de diámetro, que están en órbita sin duda con otros planetas alrededor de una enana blanca bautizada como GD 61, situada a unos 170 años luz de la Tierra. Cada año luz significa 9,46 miles de millones de kilómetros.
"En esta etapa de su existencia todo lo que queda del cuerpo rocoso es el polvo y los escombros alrededor de la estrella moribunda, pero este cementerio planetario es una rica fuente de información", comentó uno de los principales coautores del estudio, el profesor Boris Gänsicke, del Departamento de Física de la
Universidad de Warwick, Reino Unido. "Estos restos contienen evidencia química que revela la existencia de este antiguo asteroide rocoso rico en agua", sentenció el científico.
Un planeta enano con un 26% de agua
Los astrónomos también detectaron entre los escombros magnesio, silicio, hierro y oxígeno, ingredientes claves de las rocas.
Los planetas rocosos como la Tierra se forman por la agregación de asteroides y "el hecho de encontrar tanta agua en un cuerpo celeste grande significa que los materiales que forman los planetas habitables y estos planetas existieron o todavía existen en el sistema solar GD 61, y probablemente en otros numerosos sistemas similares", señaló Jay Farihi, astrofísico del
Instituto de Astronomía de Cambridge, el principal autor de este descubrimiento.
El asteroide, que pudo haber sido un planeta enano, se formó con un 26 % de agua, una proporción similar a Ceres, en nuestro sistema solar. En comparación, la Tierra es muy seca: el agua representa solo el 0,02 % de su masa.
De acuerdo con estos astrofísicos, el GD 61 agotó su combustible hace 200 millones de años para convertirse en una enana blanca. Una parte de su sistema planetario sobrevivió, pero no los asteroides y los planetas enanos.
Para esta investigación, los científicos se basaron principalmente en observaciones hechas a partir de un espectógrafo a bordo del telescopio espacial
Hubble.