El adiós a una orca varada

El martes, una orca apareció varada sin vida en la playa de Punta Rubia, Rocha. La Organización para la Conservación de Cetáceos (OCC) fue hasta el lugar para trabajar junto con vecinos y Prefectura para darle un entierro digno al cetáceo e investigar las causas de su muerte.

Este es el relato del arduo operativo según la OCC, acompañado con las imágenes que tomaron durante todo el procedimiento.



"La Organización para la Conservación de Cetáceos (OCC) trabajó intensamente durante largas horas, junto a Prefectura de La Paloma y vecinos de La Pedrera, el varamiento de un delfín orca, que fue encontrado sin vida esta mañana (por el martes) en la playa de Punta Rubia, La Pedrera.

A las 10.30 de la mañana, la OCC recibió el llamado de la alcaldía de La Paloma. Un vecino había notificado haber encontrado una 'ballena' muerta en la Playa de Punta Rubia, hacia el este.

Al llegar al lugar, el equipo de la OCC constató que en realidad de trataba de una orca (Orcinus orca), especie que pertenece a la familia de los delfines. Se trataba de una hembra de 4,6 metros de largo, ya sin vida, aún en perfecto estado de conservación.

Se notificó entonces inmediatamente a la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA) y a la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (DINARA), autoridades competentes en el tema. Tras ello, comenzaron los procedimientos de obtención de muestras, traslado del cuerpo y entierro, para lo cual la Alcaldía de La Paloma debió disponer de una retroexcavadora.

La orca no evidenciaba ningún tipo de herida externa que pudiera pensarse causante de su muerte.

Del respiradero emanaba sangre, probablemente producto del colapso de sus órganos, que reciben una gran presión interna al estar en tierra. No se descarta, de todos modos, algún tipo de lesión interna ocasionada por sonidos de alta potencia, exploraciones sísmicas u otro tipo de sonar de alta frecuencia, como los que utilizan navíos modernos y embarcaciones militares. Tampoco pudieron constatarse enfermedades o parásitos. Análisis de este tipo requieren complejo instrumental, entrenamiento y personal calificado para la obtención y estudio de las muestras, cuyo procesamiento requiere extrema precisión y cuidado.

Se le extrajeron de para su análisis genético muestras de tejido graso y de carne, de su aleta caudal y del vientre, así como de restos de su tejido reproductor. A través de este material recabado se investigará la causa del varamiento. Información sobre maniobras, tráfico marino, así como ensayos sísmicos, entre otras variables a tener en cuenta, serán también útiles para profundizar en la cuestión.

Finalmente, se trasladó a esta orca con ayuda de la maquinaria hasta el médano más cercano donde para minimizar el impacto al animal se realizó una fosa de casi dos metros de profundidad, en una hondonada natural.

Tras cuatro horas de maniobra, se la enterró sobre una malla de plastillera, para que al descomponerse los husos pequeños no se pierdan en el subsuelo arenoso. Se la cubrió con veinticinco kilos de cal (facilitados por la Prefectura) que acelerarán la putrefacción del cuerpo y evitarán la contaminación del entorno a través de los productos desprendidos en este proceso.

Se proyecta, sin embargo, reconstruir el esqueleto y colocarlo en un sitio público como símbolo del patrimonio marino de La Paloma, para lo cual el desenterramiento del cuerpo será evaluado dentro de un año.

Asimismo, fotografías y filmaciones fueron obtenidas como documento del proceso y para su posterior divulgación. Material como este contribuye a la divulgación y consolidación del Protocolo Primario en materia de varamientos.

Agradecimientos especiales por el esfuerzo y trabajo conjunto: a Alcaldía de La Paloma, a Prefectura Nacional Naval, a Pablo Sena, a “Pi” Edgardo, a Carole Ann Basset, a Adriana y a los vecinos de Punta Rubia".