El adiós a Philae

Philae logró enviar datos a la Tierra durante alrededor de 60 horas y, debido a la pérdida de energía e imposibilidad de recargar baterías por falta de luz, la sonda entró en un profundo sueño. Por todos los medios se intentó revivirlo y, en julio del año pasado, "despertó". La alegría fue muy breve, pues envió datos por pocas horas, y volvió a apagarse.

En un último intento de reactivar la sonda, el pasado 10 de enero se realizó el último esfuerzo; pero no rindió frutos.

La despedida a Philae ya es un hecho pues, debido al movimiento del cometa 67P que se está alejando del sol, en pocas semanas la gigantesca roca se tornará muy fría impidiendo la supervivencia del módulo de aterrizaje.

Responsables de la misión en el Centro Aeroespacial Alemán intentaron que la sonda cambiara de lugar con la esperanza de que consiguiera más luz proveniente del sol en sus paneles solares, pero todos los intentos fueron sin éxito.

"No se escuchó nada (...) Tenemos que enfrentarnos a la realidad. En algún momento tenemos que aceptar que no vamos a recibir señales de Philae nunca más" explicó el responsable del aterrizador, Stephan Ulamec, informó New Scientist.

La nave Rosetta, compañera de Philae, ha intentado explorar la zona de aterrizaje de la sonda con su cámara. Pero Rosetta está muy lejos del cometa y no puede brindar imágenes útiles que ayuden a recuperar a Philae.

Los responsables de la misión, están especialmente tristes por la pérdida de datos interesantes del cometa 67P que, seguramente, quedaron guardados en la memoria de la sonda y son imposibles de recuperar.

Sin embargo, por el mes de setiembre se planea ubicar a Rosetta en la misma superficie del cometa 67P, para conseguir primeros planos de lugar y poder brindar información adicional a la investigación.