Es una enfermedad prevalente en las preadolescentes y adolescentes, pero que puede contagiarse a las madres. Sus síntomas incluyen gritos incontrolables, llanto, desmayos y dependencia de Facebook y Twitter. Se llama Bieber Fever (“Fiebre Bieber”) y su detonador es el fanatismo hacia Justin Bieber.
A días del lanzamiento del último disco del cantante pop canadiense,
Believe, la neurociencia y psicología explican qué provoca la joven estrella en el cerebro de sus fanáticas para evitar la preocupación de adultos responsables.
Cuestión química
“Escuchar música familiar y querida estimula la liberación de dopamina, el neurotransmisor involucrado en el placer y la adicción, lo que genera el mismo ataque que comer chocolate o ganar para un jugador compulsivo”, dijo a
The Wall Street Journal Daniel Levitin, neurocientífico que estudió este proceso usando resonancia magnética funcional en su laboratorio en la Universidad McGill, Montreal, Canadá.
Sin embargo, en las imágenes de fans esperando largas horas la llegada de Bieber o llorando sin consuelo ante un contacto mínimo con el cantante durante un concierto, la amplia mayoría de esos beliebers son chicas y no varones. Y no es porque a ellos no les guste la música en la preadolescencia y adolescencia, es que las prioridades en esa edad son diferentes.
Amo a todas mis fans, pero nunca me enamoré de una”, dijo Justin Bieber en una entrevista reciente
Según los expertos citados en la nota de The Wall Street Journal, “las niñas son mucho más propensos a enamorarse de estrellas del pop, debido a que están despertando a los sentimientos románticos y sexuales que son a la vez embriagadores y provocan miedo. Es improbable que el amor por una celebridad se concrete, por lo que es una forma de expresar estos sentimientos de manera segura”.
Es el caso de la adolescente que besa el poster de su ídolo, dijo Mark Rubinfeld, profesor de sociología de Westminster College, de Salt Lake City, Estados Unidos.
El propio Bieber juega con este amor a la distancia todo el tiempo. En una entrevista reciente, Bieber dijo: “Amo a todas mis fans, pero nunca me enamoré de una”.
La propia industria musical adolescente, de la cual Bieber es su máximo exponente actual, fomenta estas fantasías platónicas. Así como antes lo hicieron los Beatles con
I want to hold your hand, el canadiense canta en
Boyfriend del disco
Believe: “Si fuera tu novio, nunca te dejaría ir”.
Aunque hay varones fanáticos de Bieber y otras estrellas musicales, los expertos apuntan a que ellos son más propensos a seguir con intensidad a los atletas, “en parte por un deseo de emularlos y en parte porque alentar a un equipo confiere un sentido de identidad”, indican los psicólogos según el diario estadounidense.
Minuto a minuto
Las redes sociales son el caldo de cultivo para la Bieber Fever. Los casi 45 millones de fanáticos que hicieron clic en el botón “me gusta” del perfil de
Facebook del joven y sus 23 millones de seguidores en
Twitter saben al instante todo lo que piensa y hace.
En Twitter, por ejemplo, Bieber suele retuitear a sus fanáticos, la versión siglo XXI de los autógrafos. A través de esta red social expresa desde su ternura (“Pasando tiempo de calidad con mi mamá”) hasta sus enojos (“Voy a mantenerme concentrado. De vuelta a ello. No voy a enfocarme en lo negativo. Solo un poco de respeto ayudaría”) y, por supuesto, se promociona:“Believe Zinepark está solo en Walmart. Tiene el CD de lujo y todas las fotos y contenido exclusivo, incluyendo entrevista y cartas”.
Beliebers
Fue una de las nuevas
palabras de 2010 para The New York Times: un
belieber es “un fanático de Justin Bieber, el cantante pop canadiense quien también engendró (el término) ‘el Justin Bieber’, un corte de pelo (...) que está volviendo locos a los padres”.
Los
beliebers son en general preadolescentes o adolescentes de sexo femenino, que están pendientes de cada paso que da Bieber a través de Facebook o Twitter. La histeria generalizada que ellas generan, la Bieber Fever, ha sido comparada con la otrora Beatlemanía.