Los investigadores de la Fundación británica de ornitología (British Trust for Ornithology) llegaron a esta conclusión estudiando durante 12 años los hábitos de los pájaros que se encuentran en los jardines de las casas británicas.
Cerca de 14.000 voluntarios presentaron un informe semanal sobre las aves que ven en sus jardines, constatando la asociación entre las currucas y la comida para pajaros.
"Es la primera vez que mostramos que el hecho de dar de comer a los pajaros influye en la repartición de especies a escala de todo un país", dijo a la BBC Kate Plummer, la investigadora que supervisó el estudio, publicado en la revista Global Change Biology.
Hasta los años 50 no se vieron a las primeras currucas capirotadas en Inglaterra en invierno.
El cambio climático y la comida en los jardines hicieron definitivamente que estos pájaros acabaran prefiriendo Gran Bretaña al Mediterráneo.
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