Las hijas de Ryan Cordell querían un perro. Él sabía que, eventualmente, cedería ante la petición, pero antes quiso hacer un pequeño experimento: les prometió a sus niñas que les regalaría un cachorro solo si conseguían un millón de "Me gusta" en Facebook.
Según diría más adelante, confiaba en que sus pequeñas conseguirían al menos unos cientos de pulgares para arriba en la red social, que llegarían de amigos y familiares, y de amigos de amigos, tal vez. Lo que no sospechaba era la rapidez con que sus hijas conseguirían el objetivo: tan solo siete horas después de iniciar su campaña en Facebook, las Cordell se habían ganado un perro.
El fenómeno reavivó una de las preguntas que envuelven a internet. ¿Por qué algunos contenidos se vuelven virales? ¿Qué es lo que hace que una foto o video circule en poco tiempo a lo largo y ancho de la red?
Lo viral en el tiempo
Cordell tiene una vaga respuesta. Es que, además de ser padre de familia, se desempeña como
investigador de medios digitales en la Universidad de Northwestern, Estados Unidos. En concreto, Cordell estudia qué es lo que hacía que algo se viralizara durante la primera mitad del siglo XIX en ese país, explica la revista
The Atlantic.
Junto a sus colegas ha logrado generar un índice que reúne unos 45.000 textos de esa época que fueron reimpresos. El objetivo es identificar aquellos que se tornaron virales y descubrir las características que guardan en común.
De esta forma, Cordell ha podido encontrar semejanzas no solo entre los diferentes documentos de esa época, sino entre la cultura viral de hace dos siglos y la actual.
Hola, mundo. ¡Queremos un cachorro! ¡Nuestro padre dice que podríamos tener uno si conseguimos un millón de me gusta! Así que, ¡pon me gusta! ¡Él piensa que no podemos lograrlo!", decía un cartel que sostenían las niñas junto a sus hermanos en la foto en Facebook que consiguió el objetivo
Según explicó el investigador a The Atlantic, su conocimiento sobre la viralización de contenidos le permitió prever que el proyecto de sus hijas conseguiría, al menos, llamar la atención en las redes sociales. Sin embargo, lo llevó a subestimar por completo la rapidez y el grado con que lo lograría.
"Primero que nada, sabemos que obviamente a la ternura le va bien en internet", dijo Cordell. Y eso es algo que sus hijas provocaron en su
página de Facebook "Twogirlsandapuppy" ("dos niñas y un cachorrito"), donde colgaron una foto de ellas y sus hermanos sosteniendo un cartel que decía: "Hola, mundo. ¡Queremos un cachorro! ¡Nuestro padre dice que podríamos tener uno si conseguimos un millón de me gusta! Así que, ¡pon me gusta! ¡Él piensa que no podemos lograrlo!".
Para Cordell, este tipo de contenido también hubiera funcionado en el siglo XIX. Explicó que, si bien en ese entonces se trataba de texto más que de imágenes, el tipo de cosas que se popularizaban eran similares: "La brevedad, la comedia, el encanto y la resonancia con los valores culturales".
Cuestión legal
Para el investigador lo viral no radica en la cultura ni la tecnología, sino en el derecho. Hace 200 años, aun no entraba en vigencia la ley moderna de derecho de autor y propiedad intelectual. Se trataba de una suerte de "lejano oeste", donde cualquiera podía tomar cualquier material impreso en un diario o revista y reproducirlo, reimprimirlo y hasta atribuírselo.
Creo muy a menudo que los sistemas legales y el tecnológico luchan uno contra el otro", opinó el investigador Ryan Cordell, para quien las tecnologías que permiten compartir contenidos han hecho "explotar" la ley sobre propiedad intelectual
"De muchas maneras, creo que internet ha reabierto las cosas que se volvieron codificadas y cambiaron con el correr del siglo XIX y principios del XX", señaló Cordell, quien cree que esa atmósfera de un "compartir salvaje" ha regresado con la aparición de internet.
Al igual que hace dos siglos, el desarrollo tecnológico inició un camino de incertidumbre legal. "Creo muy a menudo que los sistemas legales y el tecnológico luchan uno contra el otro", opinó el investigador, para quien las tecnologías que permiten compartir contenidos han hecho "explotar" la ley sobre propiedad intelectual a la que se había llegado.
A pesar de las similitudes, Cordell cree que es la velocidad y el alcance de los contenidos lo que ahora se da en una escala mucho mayor gracias a internet. Además, la red hace que no sea necesario reproducir los contenidos, sino que basta con compartirlos o simplemente poner "Me gusta".
Ahora, la investigación de Cordell tiene un nuevo objetivo: explicar por qué un millón de personas le obligaron a comparar un perro en tan solo siete horas.