Comandos del Japón

El parecido no es casual. Mimimi Productions, la compañía alemana responsable de Shadow Tactics: Blades of the Shogun, reconoce a priori haber basado su nuevo juego en los patrones de Commandos, aquel juego de 1998 creado por el español Pyro Studios, que causó furor a finales del siglo XX y que tuvo expansiones y secuelas. El molde es casi idéntico. Hay cinco personajes que emulan directamente a aquellos que más veces usaron los gamers en el juego ambientado en la Segunda Guerra Mundial.

Aquí la historia se desarrolla en el Japón feudal y hay una guerra declarada entre dos shogunes (señores). El primer personaje es Hayato, un ninja que se alquila al mejor postor, que deberá hacer mancuerna con Mugen, un samurai, para lograr hacer caer el último bastión enemigo. Pronto se sumarán Takuma, un veterano francotirador; Yuki, una joven ladrona; y Aiko, una asesina con dotes de actriz. Como en Commandos, cada uno de estos personajes cuenta con su grupo de habilidades específicas imprescindibles para avanzar de misión en misión.

Pero para no quedar simplemente en "un Commandos ambientado en Japón" es que Mimimi Productions pone mucho en la parte de historia, haciendo un repaso –lejano históricamente pero bastante representativo– de lo que fue el período Edo (1603-1868) en la isla e incluye a sus cinco protagonistas en una trama que se desarrolla de manera apasionante.

Al igual que ocurría con el Desperados: Wanted Dead or Alive, de 2001 –otro juego que tomaba el molde de Commandos pero en este caso en el Lejano Oeste– la idea es cumplir objetivos con toda la parafernalia que el jugador se imagina (o ha aprendido del cine y la literatura) que compone el accionar de un grupo de especialistas: aprovechar el sigilo del ninja, la potencia del samurai, la rapidez de las manos de la ladrona, la seducción de la actriz o la puntería del francotirador; todos ellos actuando en el momento justo y en el instante correcto. Si no se planifica el juego con completa sincronía entre los personajes, el jugador es de inmediato descubierto y eliminado.

En Shadow Tactics: Blades of the Shogun hay un verdadero trabajo en las personalidades de los cinco protagonistas, un entremado de relaciones entre ellos –que incluso se desarrolla al mismo tiempo que el juego– y una historia muy bien pensada. No son simples monigotes con su habilidad especifica, no; por el contrario, son personajes con su trama, su interés personal, sus anhelos y su propia historia que será contada.

Una mejora fundamental que Shadow Tactics logra sobre sus predecesores es lo importante que se vuelve el no despertar la alarma. Tanto en Commandos como en Desperados, la alarma multiplicaba los enemigos, cierto, pero bastaba con guarecerse en algún rincón y eliminar con potencia de fuego a todos los que iban saliendo cual hormigas luego de patear el hormiguero.

Aquí, ya sea porque no se cuenta con muchas armas de fuego o simplemente porque sus creadores lo pensaron mejor, la alarma multiplica los enemigos que invariablemente encontrarán a alguno de los personajes y lo pasarán a mejor vida, obligando al jugador a comenzar el nivel de nuevo o a cargar la partida en el momento inmediatamente anterior a despertar la alarma.

Shadow Tactis: Blades of the Shogun fue editado en diciembre del año pasado y fue recibido de inmediato con total éxito. En su país de origen, se llevó tres German Developer Awards (mejor juego alemán, mejor juego para PC o consola y mejor diseño de juego). Justamente, el apartado de diseño es algo que reluce en el juego: sus gráficos son impresionantes. Acompañados por una acorde banda sonora, el jugador se transporta de inmediato al Japón feudal y vive todo tipo de aventuras.