“Mi vida es el resultado de una única decisión: la de unirme a Apple”, ha dicho Timothy Cook, más conocido como Tim Cook. El actual CEO de la compañía de Cupertino ingresó en el mundo de la manzana en 1998, luego de 12 años en IBM y de solo seis meses en Compaq. Fue el mismísimo
Steve Jobs, el fallecido cofundador de Apple, quien lo entrevistó y le ofreció un puesto. También fue Jobs quien lo recomendó como su sucesor 13 años más tarde, cuando debió abandonar la empresa por padecer de un cáncer terminal.
Fue entonces cuando el estadounidense de 53 años se vio enfrentado al honor y responsabilidad de ocupar el lugar del gurú tecnológico. Pero Cook había apostado a Apple incluso antes de que la Mac, el iPod, el iPhone y el iPad existieran. Y aunque todavía no ha revolucionado el mercado y la cultura como su antecesor, los analistas coinciden en que Cook viene haciendo las cosas bastante bien.
Con Cook detrás del timón de Apple nació
el iPad mini, la tableta que mejor se vende actualmente (Jobs había denostado la idea de una pequeña tableta desde el comienzo). Otras de sus jugadas inteligentes fueron
disculparse por el desastroso servicio de mapas de Apple (algo que Jobs seguramente tampoco hubiera hecho) e intentar mejorar las condiciones de trabajo en la fábrica Foxconn.
El CEO también se aseguró de que el iPhone continuara liderando el mercado de smartphones, luego de lanzar
el iPhone 5, el primero sin Jobs en la compañía. Cook también logró establecer acuerdos con HTC e
intentó lo mismo con Samsung (aunque sin éxito) en el ring de las patentes.
Puede carecer del carisma innato de Jobs, pero por ahora demostró saber cómo liderar Apple a su manera.