Según sus propias palabras, no tocó un
mouse hasta que ingresó a la Universidad de Stanford en 1993. Su infancia en Wisconsin, Estados Unidos, transcurrió entre clases de piano, ballet, matemática y clubes de debate, nada que presagiara su futuro como estrella en el mundo
tech de Silicon Valley.
Pero su desempeño excelente en la universidad le valió la oferta de 14 trabajos apenas terminó de graduarse. Una de ellas era de Google. A pesar de que en 1999 el buscador no era un gigante de internet, Mayer decidió incorporarse a la plantilla de la entonces pequeña empresa y se convirtió en su empleada número 20. Y en su primera mujer ingeniera.
Vio crecer las oficinas y servicios de la compañía, a la que también ayudó a construir. Trece años después, Mayer tenía 37, esperaba un hijo con su esposo Zachary Bogue y
abandonaba su cargo de ese momento como vicepresidenta de Mapas y Servicios de Localización de Google.
La noticia sorprendió no solo porque “la cara bonita” había decidido renunciar a una empresa en ascenso, sino porque, además, se estaba yendo a una en declive: Yahoo!
Así, en julio de 2012, Mayer anunció su nuevo camino como CEO y presidenta de la competencia en medio del desconcierto del mundo empresarial y tecnológico.
Pero la autodefinida
geek se mostró decidida y entusiasmada frente al cambio, que algunos atribuyeron a su búsqueda de un “poder real” que Google no le concedía. En tanto, Mayer continúa siendo una mujer que cree que “la pasión es una fuerza neutralizante del género” y, mientras ayuda a reflotar Yahoo!, demuestra que el trabajo con desafíos siempre es más interesante.