El viernes, las acciones de Microsoft tuvieron la mayor caída en 13 años: bajaron 12%, convirtiéndose en el mayor desplome desde que estalló la burbuja de internet en el 2000. Para ponerlo en números, la empresa perdió cerca de US$ 34.000 millones de su valor de mercado, una cifra que supera el tamaño de Yahoo.
Pero estos decepcionantes resultados podrían tener su lado positivo. La preocupación de los inversores por la caída de una de las compañías tecnológicas más influyentes del mundo podría llevar a Microsoft a pedirle a Bill Gates que regrese a su viejo puesto y devuelva la gloria a la empresa.
Es que la
reorganización estructural de la empresa no logró calmar los problemas que se venían gestando. El nuevo sistema operativo Windows no fue bienvenido por los usuarios como se esperaba y la tableta Surface tampoco logró posicionarse en un mercado donde
Apple y Samsung cada vez se despegan más de sus competidores.
A pesar de los rumores del regreso de Gates a Microsoft, el empresario está hoy alejado de Silicon Valley. Con la fundación que dirige junto a su esposa, llamada
Bill and Melinda Gates Foundation, se dedican a fomentar tecnologías para mejorar la vida en los países subdesarrollados, especialmente en
India. Uno de sus proyectos, por ejemplo, fue un concurso para crear
inodoros más baratos y ecológicos.
Desde que fundó Microsoft a principios de los años 70, Gates estuvo a la cabeza de su compañía. En 2000, se retiró como CEO, pero renunció a un trabajo full-time en la empresa recién en 2008. Desde entonces, Gates ha ejercido como presidente no ejecutivo, un puesto en el cual no le ha ido mal, ya que este año volvió a ser el hombre más rico del mundo. Según
Bloomberg Billionaires Index, el empresario estadounidense de 57 años tiene una fortuna de US$ 72.700 millones.