El terrorismo yihadista ha encontrado en la Red el mejor escaparate para exhibir sus victorias, viralizar sus atrocidades y sumar seguidores a sus filas. Prueba de ello fue la decapitación del periodista americano Steven Sotloff en 2014. A través de 1.500 cuentas se lanzaron 3.000 tuits en árabe y en inglés apoyando la ejecución que llegaron a 2,5 millones de usuarios. Y es que redes sociales como Facebook o Twitter, que en conjunto suman más de 1.800 millones de usuarios, se han convertido en las plataformas preferidas por los grupos terroristas para lanzar campañas propagandísticas y captar a combatientes.
"Ha habido un auge de la presencia yihadista en redes sociales, que las utilizan principalmente como herramienta de propaganda y captación", asegura Manuel Torres, profesor de Ciencia Política de la Universidad San Pablo de Olavide y experto en el estudio de las redes y los yihadistas.
Según explica el docente, los primeros pasos en el proceso de radicalización se dan a través de perfiles públicos en estas plataformas, para después, cuando el compromiso es mayor, pasar a otros canales más seguros. "Facebook y Twitter son las puertas de entrada de los reclutadores que se han volcado en estas redes asumiendo mayores riesgos para llegar a más personas".
Frente a las dudas iniciales, en los últimos meses los gigantes de Internet han tomado una actitud más beligerante, censurando los mensajes violentos y clausurando miles de cuentas. Solo en Twitter, se estima que hay 46.000 tuiteros fieles al Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés), según datos de 2014, una cifra que presumiblemente será mayor hoy en día, dada la notoriedad que ha alcanzado el grupo, y que ha obligado a la compañía a reaccionar.
"Desde mediados de 2015 hemos suspendido más de 125.000 cuentas, en su mayoría relacionadas con el ISIS, por amenazas o promoción del terrorismo", aseguran desde la red de microblogging. Por su parte, desde Facebook, que no hace público el número de perfiles bloqueados, han puesto en marcha un equipo global que vigila la plataforma y elimina el contenido inapropiado.
Una respuesta similar a la de Google, que le preocupa especialmente la difusión de material propagandístico a través de YouTube y que, además de diversas iniciativas para luchar contra la radicalización, ha habilitado en sus vídeos una etiqueta de contenido que "promueve el terrorismo".
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