El videojuego
Hotline Miami reproduce la estética en 2D propia de la década de 1980 pero, además, recrea un universo ficcional que se compone por
música, decorados y ambientes salidos de ejemplos televisivos o cinematográficos.
En un principio, la historia aparenta ser simple. El protagonista –sin nombre o datos personales y que no importan– es un asesino a sueldo que recibe misteriosas llamadas por teléfono para marcarle sus objetivos. Pero pronto comienzan a aparecer detalles inquietantes. Primero, puede usar distintas máscaras de
animales que le otorgan propiedades diferentes. El efecto es una sensación de paranoia en una ciudad que se descubre acosada por una banda de enmascarados. Luego están los sueños. El protagonista comienza sufrir horrendas pesadillas en las que pierde los límites entre la realidad y la ficción y descubre que estos "trabajos" le tocan más de cerca de lo que quería creer en un principio.
Pero que el lector no se equivoque. El párrafo anterior puede dar a entender que
Hotline Miami es un juego cerebral, cargado de un profundo argumento, pero lo primero que el jugador encuentra es una aventura en 2D, cargadísima de acción (y de un alto nivel de violencia), en el que su asesino enmascarado debe abrirse paso con todo tipo de armas (de fuego, cuchillos, palos, botellas o sus propias manos desnudas) en edificios cargados de enemigos que son capaces de eliminarlo en el acto. Matará, pero también morirá varias veces.
A medida que pasan las pantallas, los jugadores más sutiles van a agradecer la narración más compleja y elaborada, pero aquellos que solo buscan la acción como catalizador de un momento entretenido también se ven recompensados por la historia.Tramas complejas
Creado por
Dennaton Games (un modesto emprendimiento sueco integrado por el programador Jonatan Söderström y el artista Dennis Wedin), el éxito de
Hotline Miami fue inmediato. Su jugabilidad impecable pero sobre todo su estética ochentosa –la banda sonora por si sola es digna para ser escuchada hasta el cansancio; comprende más de 40 melodías entre la psicodelia, la velocidad y la adicción– homenajea clásicos como la serie de TV
Vicio en Miami o el film
Drive, de Nicolas Winding Refn (2011), o las películas de David Lynch. Esta característica lo convirtió en uno de los favoritos de los gamers a partir de 2012, cuando apareció para PC, PlayStation 3, PlayStation 4 y PlayStation Vita.
Ahora, la dupla Söderström-Wedin acaba de lanzar la esperada secuela
Hotline Miami: Wrong Number en la que, sin embargo, no se retoma la trama que dejaba la primera edición (y que aquellos que lo terminaron saben bien que quedaba bastante abierta) sino que, por el contrario, se trata de una precuela que explica los orígenes del misterioso protagonista y porqué y cómo se volvió una máquina de matar. A medida que la historia avanza, se va entremezclando con el primer juego, develando puntos que quedaban oscuros y contando cosas que ocurren en paralelo.
En materia de jugabilidad,
Hotline Miami: Wrong Number no contiene diferencias esenciales con el primer juego, salvo que ahora tiene dos niveles de dificultad y en su variante "hard" los enemigos son bastante más duros de eliminar. Sí cuenta con más personajes disponibles; en el primero solo había un momento en el que se podía manejar a un segundo personaje. Ahora hay hasta 13 posibilidades: periodistas, policías, matones de la mafia y militares, entre otros.
Asimismo, regresan varias máscaras del primer juego y aparecen otras nuevas.
Una historia violenta
Como es de esperarse –como pasa con casi todos los juegos de esta índole– tanto su primera entrega como esta han tenido sus detractores, sobre todo por la exposición de violencia explícita.
En particular, la secuela ha elevado voces fuertes en su contra por incluir una violación que se revela ficticia como parte de una película que se filma en el videojuego, que se vio en versiones demo y que fue incluida en la versión final luego de ser editada. Con todo, el jugador puede elegir eliminar esta secuencia dentro de las opciones del juego, aunque su creadores afirman que "es parte elemental de la historia". Queda en cada uno.
Como sea, el díptico
Hotline Miami, con su aire retro y su estética adictiva, se convirtió (junto a escasos ejemplos, como el independiente
Deadbolt o el también muy peculiar
Not a Hero) en uno de los juegos más interesantes de los últimos años, uno de esos que se recuerdan como algo diferente.