Cuando en 2009 recibió la oportunidad de trabajar en lo que más le interesaba, el fotoperiodista Adam Nadel no pretendía cambiar el mundo. Y tampoco lo ha hecho hasta ahora, pero su trabajo ha servido de ventana a la realidad de quienes enfrentan la malaria.
Es así que su exhibición multimedia
Malaria: sangre, sudor y lágrimas fue organizada por el
Malaria Consortium, que trabaja para asegurar el acceso de las poblaciones en riesgo al sistema de salud.
La muestra, que tendrá lugar en el Museo de Campo en Chicago hasta el 16 de setiembre, incluye retratos de personas infectadas por malaria, así como imágenes del mosquito que transmite la enfermedad, que el fotógrafo tomo con un microscopio electrónico.
Malaria sobre el tapete
El trabajo de Nadel sirvió también como motor de debate en el panel de discusión que reveló diferentes perspectivas al respecto de la enfermedad, a fines de mayo.
Organizado por la
Asociación Americana de Avances en la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés), una institución internacional sin fines de lucro que se dedica a fomentar la ciencia alrededor del mundo, el panel se valió del trabajo de Nadel como catalizador.
A su vez, incluyó los testimonios del Nobel en Química Peter Agre, director del Instituto de Investigación de la Malaria, en la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg, y a Chris Helfrich, director de la Fundación de las Naciones Unidas, que fomentan la campaña Nothing but Nets.
Conflito, pobreza y enfermedad
La relación entre el conflicto de la sociedad civil, las enfermedades infecciosoas y la pobreza es lo que mantiene intrigado al fotoperiodista Nadel, que durante la última década se dedicó a documentar los efectos de los conflictos armados en diferentes poblaciones.
Pero esta vez tuvo una oportunidad real de “cambiar el clima geopolítico” con sus fotografías, según explicó en un comunicado de la AAAS.
Quiero que la malaria no sea más un problema en África, Asia o América, sino un problema que afecta a individuos como tú y yo”, dijo Nadel
Educar al público acerca de la malaria y generar empatía por aquellos que están infectados es la doble meta de la exhibición, dijo el autor, que espera que los espectadores se identifiquen con los rostros grises que muestran sus fotografías. De esta forma, busca que la enfermedad “no sea más un problema en África, Asia o América, sino un problema que afecta a individuos como tú y yo”.
Pero es con información, educación y el entendimiento científico la única forma de implementar con éxito una solución, aseguró el fotoperiodista. Así, luego de tomar la imagen, Nadel deja el resto en manos de la ciencia.
Los números de la malaria
Cada año, el 10% de la población desarrolla malaria y cerca de un millón de personas mueren a causa de la enfermedad. Muchos de ellos son niños, dijo el Nobel Peter Agre. Aunque se calcula que la mortalidad por malaria ha descendido a 600 mil, existe incertidumbre alrededor de estas cifras, indica el sitio de AAAS.
Quienes sobreviven al mal suelen quedar con secuelas, ya que una de las consecuencias más severas de la malaria es la inflamación del cerebro. Esta puede llevar a daño cerebral en niños, epilepsia, sordera y ceguera.